PROXECTO EPÍSTOLA

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TEMÁTICA: La Cerámica Celta

Epístolas
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Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1963-05-09
Carta de Seoane a Núñez Búa. 1963
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Núñez Búa. 1963 en 09/05/1963


Ginebra, 9 de Mayo de 1963

En cuanto a la posible empresa pienso que podría ser un gran negocio y útil para fomentar en Galicia el trabajo artesano, evitando, además, la salida de gentes de oficio fuera del país. Se trataría fundamentalmente de la fabricación de muebles en serie y piezas únicas, y objetos en general de decoración en los que se aprovechase la habilidad de carpinteros, herreros, tallistas de la piedra y ceramistas, y tuviese como fundamento el arte popular gallego, y, naturalmente, el del resto de la península, pero siempre pensando que debe ser Galicia, por la madera, la piedra, los puertos, la gente, nosotros, etc., el centro de esta actividad. Galicia tuvo, por lo menos hasta el año 30, que sepa, aproximadamente, una industria del mueble, –Magariños en Santiago, Tizón en La Coruña– que se habían quedado haciendo un falso renacimiento y un falso barroco cuando imperaba el Art Nouveau en el mundo, pero que habían tenido su momento de esplendor. Cuando dejaron renacimiento y barroco se limitaron a copiar las revistas extranjeras. Yo conocí siendo estudiante en Santiago la revista de Londres The Studio, de arte y decoración, por uno de esos tallistas que estaba suscrito a ella y copiaba los estilos de muebles cuando se los encargaban. Se trata de hacer labor creadora y competir en el mercado internacional con Dinamarca y los países del Báltico, desde Galicia, buscando nuevas formas e inspirándose en el arte popular gallego y peninsular. Los plateros de Santiago continúan haciendo lo mismo que hace un siglo, por lo que yo vi, degenerando estilos pasados. No hay nada en azabache que pueda compararse con lo que se hizo en el siglo XV o XVI, y la pizarra no sirve en Galicia nada más que para techos. Se trata de aprovechar materiales populares gallegos y sacarles partido con arreglo al gusto de nuestra época. Se trata de hacer el mueble en serie, para el pequeño departamento del edificio colectivo de hoy, y el mueble singular para quien tenga gusto por el arte, los objetos artísticos y la decoración. Todo esto unido a los elementos de decoración del hogar y aún a los “souvenirs”. En Santiago hacen cucharillas para el café, de plata, exactamente igual que en Suiza, cambian casi únicamente en el motivo central de la decoración; donde el platero compostelano pone una urna del Apóstol, el suizo sitúa el emblema de un cantón o de una ciudad suiza. Los pequeños campesinos de madera tallados ahí no cambian, en el estilo, también de los suizos, sino en el traje. El negocio reside en parte notable en la originalidad y el gusto de las creaciones. Ceramistas como los de Celta en Padrón, o algunos de Vigo, han creído que cualquier artista puede servirles para decorar y crear. Así en cerámicas Celta han intervenido grandes artistas gallegos, escultores y pintores, Asorey, Castelao, que conocían muy bien su oficio pero no el de la cerámica y el destino que se daba a las obras que les encargaban. O remedaron el románico y el gótico como los Hernández de Vigo viviendo fuera de su tiempo. Cuando quisieron hacer otra cosa, cayeron en el diseño “modernista” de 1915, de Varela de Seijas en Blanco y Negro. Y sus temas, los de todos los artesanos actuales gallegos, los redujeron al Apóstol y a la ciudad de Santiago, en parte por ignorancia de Galicia, de su pasado artístico –el arte no lo hacen solamente los genios– y de su historia. En Vasco de Aponte o en el Padre Gándara, o en la prehistoria, se encuentran tantos posibles motivos decorativos como en la Compostelana o la Historia de Santiago de López Ferreiro. Se trata de buscar y de encontrar. En la vieja habitación campesina gallega puede encontrarse inspiración para mucho mueble de hoy, como en los yugos, las mantas, etc., para mucha decoración. Somos tan ricos en motivos como Dinamarca, Suecia o Finlandia, sin embargo solo éstos hasta sacaron partido de la cuchara y el tenedor de boj, labrado por campesinos en las noches de invierno o por los pastores, casi iguales o iguales a los gallegos, sabiendo adaptar a nuestra época y a nuestro estilo actual de vida las lecciones de practicidad del pasado.
Bueno, no sé que más decirte en mi carta. Pienso que todo esto puede ser origen de una gran empresa gallega. En Galicia está en estas cuestiones todo por hacer. Tanto por hacer que hasta las latas de sardinas en su presentación, que me perdone Valentín, creo que se lo dije, no pueden competir con las del resto de Europa. Y en nuestra civilización todo lo que quiera venderse debe convencer por los ojos en primer término. No sé si el genio de los países del Báltico se expresa ahora en literatura, pero lo que sé es que para el mundo se divulga en su mueble moderno y decoración. ¿Por qué no hemos de competir con estos países?

[Seoane]