Proxecto Epístola

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Luísa Goluboff

Amiga de Luís e Maruxa Seoane de ascendencia xudea e emigrada en Bos Aires.
Epístolas
1 Remitente [1]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1970-05-17 Remitente
de Luísa Goluboff, a Maruxa Seoane
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola de Luísa Goluboff, a Maruxa Seoane en 17/05/1970


Buenos Aires, mayo 17 de 1970

Querida Maruja:

¡Qué agradable sorpresa recibir su carta! Llegó en vísperas de nuestra salida para Santiago, donde pasamos tres deliciosas semanas de vacaciones en casa de sobrinos muy queridos, gozando de una especie de retiro espiritual, al margen de todo género de preocupaciones. Ese paréntesis sedante ayudó a borrar los últimos rastros del accidente.
La verdad es que encontrarse tendida al borde del camino, cara al cielo, sin poder moverse, no es una situación placentera. Pero no la sentí demasiado dramática, sino que la acepté más bien con fatalismo oriental. Tal sensación de inevitabilidad me permitió tolerar bastante las incomodidades posteriores, inclusive el collar de plástico que usé durante más de dos meses. Pepita se recuperó antes físicamente, pero sus nervios quedaron bastante maltrechos y le costó restablecer su equilibrio. Aunque Isaac superó su crisis depresiva, prefiere renunciar al volante. Ahora, reintegrados a nuestra antigua condición de peatones, quizá pensemos en acercarnos a la civilización urbana, siguiendo los sanos consejos de Seoane.
Cuando volvimos de Chile, alegres y confiados, dispuestos a zambullirnos en la vida porteña, el destino nos hizo otra zancadilla. Como consecuencia de un estúpido tropezón, de nuevo tuve que ofrecer una imagen lastimosa, con una pierna y una mano vendadas, amén de un dedo entablillado. Nuevo período de reclusión parcial, del trabajo a casa y de casa al trabajo.
¿Por qué le cuento esto? Tal vez para hacerme perdonar la demora en contestarle. Lo cierto es que quería decirles –y no sé cómo pasó el tiempo sin hacerlo– cuánto nos emocionó su carta, y con cuánto afecto los recordamos a ambos. Sabemos que está próximo su regreso y los esperamos con impaciencia, deseosos de escucharlos y compartir sus impresiones, y de tener el placer de entrar en contacto con las nuevas obras de Seoane.
Nos cuesta ahora retomar el ritmo febril de la ciudad. Hay mucho que ver en las galerías, en cine, en teatro. Sin embargo, aún no nos hemos asomado ni a la inmensa vidriera de Florida. Y tenemos que decidirnos antes de que termine el mes, para darle una última mirada, un adiós melancólico al Di Tella. Pero al paso que vamos, lo más probable es que nos dejemos vencer por la inercia y sigamos nuestra vida actual, tranquila y doméstica. Vemos a los amigos, eso sí. Hace un par de días, estuvimos con los Scheimberg y los encontramos fantásticos. Aída, ya repuesta de sus dolencias últimas, irradia una envidiable vitalidad. Scheimberg estaba esa noche especialmente animado y conversador. Ellos nos dijeron que los Seoane preguntaban si nos había llegado su carta. Aquí está la respuesta.

Reciban ustedes un fuerte abrazo con el cariño de Isaac y mío junto con recuerdos afectuosos de Myriam. ¡Hasta muy pronto!

Luisa