PROXECTO EPÍSTOLAS

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1 MENCIóNS A Osiris Chierico (1927-1993)

Xornalista e crítico de arte arxentino. Iniciou a súa carreira na revista Ahora para pasar logo a medios de tirada nacional. Foi premio Konex en 1987 na categoría de Artes Visuais e xurado en 1992.
Epístolas
Mencionado/a [1]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1967-03-22 Mencionado/a
Carta de Sofovich a Luís e Maruxa Seoane. 1967
Nova York
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Sofovich a Luís e Maruxa Seoane. 1967 en 22/03/1967

Buenos Aires, marzo 22-[19]67

Queridos amigos Luis y Maruja:

A nuestro regreso de P. del Este, hace pocos días, nos encontramos con v/ carta de Madrid y cuando nos disponíamos a contestarla, hoy, llegó otra fechada el 17 de marzo.
Evidentemente, se ha perdido una carta muy extensa que enviamos a principios de año a la dirección de la hermana de Maruja; es lástima, porque en ella le contaba muchas cosas que supongo interesantes.
Sí, recibimos el hermoso catálogo completo de la exposición de Picasso y antes, enviado a su nombre, un pequeño catálogo de grabados, de Nueva York.
En aquella carta, le contaba mis impresiones de una buena exposición de grabados de Picasso que trajo Di Tella y tuvo extraordinario éxito de público y de pintores, no así de crítica. La cosa empezó en el propio catálogo de la muestra –tengo un ejemplar reservado para Ud.–, en cuyo prólogo, Romero Brest declara que en realidad P. no es un grabador, sino un pintor dibujante, y que la muestra que se le ofrecía al público no podía ser comparada con las obras de los grandes grabadores que registraba la historia del arte; todo esto dicho con un lenguaje muy abstruso, última modalidad de R. B. Arrancando de allí, otros críticos, Osiris Chierico declaró en Confirmado que los grabados de P. mostraban evidentes fallas artesanales, observación que repitió La Razón; desde luego, a nadie se le ocurrió decir que la exp. constituyó uno de los acontecimientos más importantes de la vida artística de Bs. As., en muchos años. Eran 150 piezas.
El “esnobismo” de algunos –R. B. declaró que sentía la necesidad de reubicar la obra toda de P. a la luz del arte reciente– se sumó la ignorancia de otros; Osiris Chierico ilustró su nota con la reproducción de una de las litografías expuestas sin reparar en que se trataba del 17 estado de dicha litografía, circunstancia que no autoriza precisamente a hablar de fallas artesanales.
Tengo también en Bs. As. para Ud., en encuadernación, el libro de Hemingway ilustrado por P., publicado en entregas semanales en Italia.
Nos han cambiado la ciudad; mientras estábamos en P. del E. se cambió la mano de la mayoría de las calles de la ciudad, por ejemplo, Corrientes es mano única hacia el puerto, v/ Montevideo, en lugar de ir hacia el río, lleva su tráfico a la Pampa, y el efecto total es curioso porque, de alguna manera, resulta una ciudad nueva, se descubren edificios que antes no se veían, rincones nuevos y, hasta una distinta sensación física cuando al llegar a un cruce de calles hay que mirar al lado opuesto al que durante toda una vida uno estaba acostumbrado.
Lo pasamos muy bien en P. del E., a pesar de ella misma, mejor dicho no de ella, sino del tipo de vida que allí se acostumbra.
Teníamos una casita en pleno bosque, alejados 20 o 25 cuadras de la Av. Gorlero multitudinaria y contrabandista; todas las noches antes de acostarse y a las mañanas al levantarse Pablito me invitaba a ir al bosque para ver si sorprendíamos a Caperucita Roja; tuve que inventar la tesis de que C. R. era invisible en la vida para el hombre, y que sólo se la podía ver en los libros de cuentos, pero Pablito no quedó muy convencido.
Visitamos dos o tres veces a Marica y Lorenzo en Solana del Mar; en realidad, todo comenzó con una anécdota; paseábamos solos un atardecer por la playa de Solana cuando a lo lejos vi la figura de una extraña y exótica bañista en traje de circunstancia, pero envuelta en numerosos velos batidos por el viento, pensé que era digna de ser Marica y era. Con ella, fuimos en busca de Lorenzo a quien encontramos sentado en un banco, en una estupenda terraza de jardines que morían en la arena, todo envuelto en nylon corrugado –es una suerte de tela transparente e irregular como el cartón corrugado–, mirando a lo lejos y con su permanente cigarrillo; nos saludamos y de inmediato nos contó la historia del hombre que hacía más de cincuenta años y con la ayuda de contrabandistas y filibusteros había plantado esos bosques y los había llenado de toda suerte de orquídeas, orquídeas que desde luego ya hacía tiempo que habían desaparecido.
En las visitas siguientes, tuvimos torneos de invención de verbos verdiperfectos, última creación de Varela.
Creo que fueron los momentos más agradables que pasamos en P. del E.
Para que hablarles del costo de la vida; en la carta perdida les daba algunos datos. De entonces a ahora la cosa empeoró, una buena película de cowboys –casi siempre italiana– cuesta 315 m/n, la entrada, los nuevos impuestos son agobiantes: a Uds. les toca un, el 1% sobre el valor de tasación fiscal del departamento de Montevideo, por “una sola vez” y aparte de los impuestos y tasas habituales; Uds. que son abstemios pagarán la coca-cola como si fuera vino, de manera que casi vale la pena alcoholizarse por tan poca diferencia. Los libros de arte se venden calculando el dólar a 600$ m. n., así por ejemplo la reedición de la primera parte del tomo segundo de las obras completas de Picasso tendrá que venderse a $40.000 m. n., es tan trágico esto que estoy pensando seriamente en comenzar a coleccionar la bibliografía del pintor Vigilante aun a riesgo de ser su único coleccionista, y probablemente coleccionista único de colección vacía.
Muy buenas sus noticias sobre el quehacer artístico, no considera Ud. legítimo que alguien se preocupe de hacerlas conocer en alguna revista o columna de periódico? Si Ud. me autoriza y me envía dos o tres datos, circunstanciados, yo me encargo de ello.

Bueno, amigos, un fuerte abrazo de quien les quiere y extraña.

Sofovich