PROXECTO EPÍSTOLAS

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4 MENCIóNS A Domingo Quiroga (1900-1992)

Naturista. Foi o primeiro presidente da Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (ADEGA). Foi funcionario vinculado a temas pesqueiros durante a República. Nomeado en 1955 Oficial de Pesquerías pola FAO. Desde 1961 ata 1965 permaneceu, igualmente enviado pola FAO, no Intituto Nacional de Pesca de Ecuador. En 1983 foille concedida a medalla ao mérito social marítimo do Instituto Social da Mariña. A súa obra Padre Maestro (1954) foi galardonada co premio "Valle Inclán", otorgado polo Centro Gallego de Bos Aires.
Epístolas
Mencionado/a [4]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1953-03-16 Mencionado/a
Carta de Fernández del Riego a Seoane. 1953
Vigo
Bos Aires
Orixinal Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Fernández del Riego a Seoane. 1953 en 16/03/1953


Vigo 16-marzo 1953

Sr. D. Luís Seoane López
Buenos Aires
Mi querido amigo:

Recibí oportunamente tu carta de 27 de febrero último. Hablé con varios receptores de tu libro y ya te dije que la opinión de todos es unánimemente laudatoria. Te van a escribir en ese sentido, según me advirtieron, José Mª y Emilio Alvarez Blázquez, Valentín y Ferreiro. También Fole me dice en una carta que le ha gustado mucho el libro y que ya te había escrito manifestándotelo. Yo escribí el pequeño artículo que te adjunto, por si estimas oportuno publicarlo en algún periódico o revista de ahí. Si fuese como antes, lo hubiese dado a cualquier publicación de Galicia para que lo reprodujese.
¿Cómo siguen las cosas del Centro? Lo que me cuentas de Molina1 ya lo suponía, pues la prensa coruñesa anunció que llevaba esas cartas de presentación, y sé muy bien que clase de persona es. Bien comprendo tus puntos de vista, pero pienso también que un abandono total por tu parte implicaría el dejar el campo libre a quienes lo están deseando. Claro que tú, sobre el terreno, puedes apreciar la situación mejor que yo. Sin embargo, aún frente a todas las contrariedades, pienso que, de una u otra forma, es necesario mantener la lucha.
Pintores nuevos por aquí no han aparecido ninguno de interés que yo sepa. Los viejos siguen trabajando. Maside va a exponer, posiblemente, en abril, en Santiago. Y por cierto que los cuadros que se expusieron ahí, siguen en la aduana de Vigo sin entregar a sus autores. Valentín está diligenciando los trámites, pero ya puedes imaginar la impaciencia y el mal humor de los interesados. Como algunos no han cobrado aún el importe de los vendidos, la cosa se complica más. ¿A qué es debido ese síntoma de paralización que se observa en el Centro?
Me alegra que le hayan comprado la cerámica a Elena Colmeiro. Hoy recibí carta de su padre en la que me dice que está deseando volver a Galicia. Días pasados me llegó, por fin, la Revista correspondiente a octubre–noviembre–diciembre. Por cierto que uno de mis articulitos aparece mezclado con los párrafos de otro, debido sin duda a un error de montaje.
Los libros de Couceiro y de Alvarez Blázquez te los remití hace ya algún tiempo. Supongo que no tardarás en recibirlos.
¿Qué pasa con las planchas de Os vellos non deben de namorarse? Estamos impacientes por ellos, ya que la impresión del libro se halla paralizada a causa de ese único motivo.
Si algunos de los libros solicitados por Rodrigues Lapa estuviesen agotados, podríais sustituirlos por los siguientes: Erasmo y España de M. Bataillon. Méjico. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1950, 2 volúmenes; Florilegio del Cancionero Vaticano de F. L. Bernárdez; Mundos de la madrugada, de Molinari.
Al concurso del Centro envió Domingo Quiroga un interesante libro de ensayos para optar al Premio Valle-Inclán. Nosotros lo hemos leído y nos produjo una magnífica impresión. El seudónimo es Juan de Sixto, y el lema De las tinieblas, la luz. Debes de leerlo tú, a ver que te parece.
Bueno, y nada más por hoy. Cariñosos saludos a Maruja, de mi mujer para los dos, y para tí mi fuerte abrazo de

Fdez del Riego

1973-02-04 Mencionado/a
Carta de Alvajar a Seoane. 1973
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Alvajar a Seoane. 1973 en 04/02/1973


Ginebra, 4 de febrero de 1973

Querida Marujiña:

Recibí tu carta. No te molestes en certificarlas porque llegan todas y ninguna se pierde. Además, como no hay nadie en casa no las dejan, y te ponen un papelito para que vayas en el término de tantos días (pocos) a buscarlas al correo. Si no vas a tiempo, las devuelven. Y nuestro horarios, que casi coinciden con las del correo, no nos permiten la mayor parte de los días llegar a tiempo.
Antes de pasar a contestar tu carta, y para que no creas que soy como aquel individuo que el día del cumpleaños de sus amigos les regalaba una fotografía de él, te diré que esas fotografías son para que se las hagáis llegar a Domingo Antonio Quiroga Ríos, que tanto os adora y admira, que no pasan quince días sin que se ponga a hacer loas de vosotros por correspondencia. Si no lo veis con frecuencia, las podéis dejar a su nombre en La Voz de Galicia o dárselas a Pillado para que se las pase a él. En el momento que más cómodo os venga. Reconocerás, Maruja, el vestido que me compré en Buenos Aires. El otro está hecho con dos pedazos de trapos de colgar en la pared que vendían en una tienda de cosas típicamente bolivianas que pusieron en el lugar donde estábamos trabajando en Chile y que me costaron cuatro perras. Tienen muchos más colores que los que se ven en las fotos: azules y morados, por ejemplo. Lo negro es un albornoz árabe. Las mando porque son las primeras fotografías de mi vida donde no estoy espantosa, y como los Quiroga “nos ponen en álbum”...
Ahora paso a tu carta, empezando por decirte que cada día estoy más admirada de las cosas que hace la gente ahora a las edades de tu suegra. Es estupendo. En cuanto a lo tuyo, te diré que la gripe de este año agarra generalmente fuerte, con mucha fiebre y secuelas de todas clases. Especialmente deja muy agotada. Yo, por ahora, no la atrapé. Lo que sí atrapé fue un ataque de reuma en el brazo derecho que no me deja ni levantar un cenicero o una taza de café. Felizmente me permite escribir a máquina. Pero, en fin, no me preocupa mucho porque supongo que es cosa pasajera. Otras cosas más permanentes me inquietan más. Ya llegaremos a eso.
Le he escrito ayer a Anita transmitiéndole detalladamente todo lo que me decías en tu carta. Espero respuesta, pero además le he dado vuestra dirección en La Coruña por si quiere, además, escribiros.
Asunto viaje a La Coruña. Excuso deciros cuánto os agradezco la hospitalidad, y sobre todo la buena voluntad, porque ya sé que lo hacéis pensando hacerme bien. Es decir, que es una invitación “activa” y no “pasiva”. Por el momento no puedo contestar concretamente. Pasa esto. Sigo mal, con mi famosa enfermedad, que empezó hace siete años y no quiere dejarme. Va mejor, pero no bien. No empiezo a explicárosla porque se necesitan cinco volúmenes para relatar mis peregrinaciones de médico en médico (que sostenían que no tengo absolutamente nada), y luego de psicólogo en psiquiatra, porque, como no tenía nada, tenía que ser psicólogo. Ahora parece ser que han descubierto que casi todas estas cosas tienen, como yo he sostenido siempre, un origen orgánico, y no psíquico. Parece ser que se trata de depresiones endógenas. Las células de la corteza cerebral se ponen de repente a producir no sé que cosa que anula la acción de no sé qué otras dos, necesarísimas. Los médicos mexicanos, tratando de encontrar un remedio para la tuberculosis, descubrieron unos medicamentos que la tuberculosis no la curaban, pero sí lo otro, y los tuberculosos de las clínicas se sentían de repente animados, vitalizados e inclinados a la organización de terribles bailongos. Desde entonces, tanto en América (Estados Unidos sobre todo) como en otras partes, están utilizando estos medicamentos con gran éxito. Otra de las cosas que da resultados muchas veces, sin que se sepa por qué, es el agua litinada (los antiguos litines), que estoy tomando a litros. Los otros medicamentos no me atrevo a tomarlos sin vigilancia médica, porque tienen efectos secundarios fuertes. Tengo los medicamentos, porque una amiga me los ha dado, pero no los tomo. Mi médico actual se puso furioso cuando le hablé de emplear medicamentos para hacer desaparecer lo que resta de mi enfermedad, porque dice que “está absolutamente seguro” de que lo mío es de origen psicológico: sentimiento de inseguridad, etc. En fin, mentalidad de refugiada. En vista de eso, pedí hora con una delas notabilidades de aquí con la que ya he estado en tratamiento hace años, cuando más grave era la cosa. Pero aunque pedí hora hace tres meses no he podido conseguirla antes del lunes próximo. Iré a verlo, porque es un hombre en cuya inteligencia confío y que tiene todas las calificaciones necesarias para el caso: médico general, neurólogo, psiquiatra y psicólogo, profesor de la Universidad, etc. Claro está que la última cuenta que le pagué cuando estuve en tratamiento con él ( que no pensó para nada en cuestiones psicológicas) fue de cinco mil francos, pero la salud es ante todo. Voy a pedir su opinión y su consejo, y luego obrar en consecuencia. En mi estado no me atrevo a hacer planes de viajes, porque hay días y temporadas largas en que no puedo ni andar, y simplemente me arrastro para venir a la oficina y apenas me las arreglo para seguir trabajando. No digo nada a nadie, pero paso por un verdadero infierno. Cuando fui a Chile lo pasé muy mal; no así en Buenos Aires, donde sólo tuve dos días malos. Durante mucho tiempo he tenido que trabajar sentada en el suelo, disimulando y haciendo pasar eso por una originalidad, porque no me tenía en las sillas. En fin, para que seguir...
Espero, pues, la opinión de Feldmann, aunque esa opinión me cueste un ojo de la mismísima cara. Luego está, además, la cuestión de mi trabajo. En principio, debería seguir trabajando hasta eso del 19 de mayo, y luego tendría que interrumpir un mes, en el cual tengo forzosamente que ir a París por unos días para renovar mis papeles, que caducan. En ese momento, de estar bien, me quedaría cierto tiempo para ir a La Coruña, si vosotros pensáis estar ahí y en ese momento no os estorbo. Vosotros me lo diréis. Si es posible pronto, para poder hablar con mi jefa de estas cuestiones de trabajo y saber con un poco más de seguridad si interrumpo en mayo o si tengo que interrumpir antes (cuestiones reglamentarias largas de explicar). Así que cuando tengáis un momento, contestadme dándome una idea de esto.
Uno de estos días en que me siento mejorcita (hay veces, como os digo, en el que no puedo andar a causa de los vértigos) quiero ir a buscaros dos discos que creo que os gustarían: una canción de Brassens sobre todos y cada uno de los reyes que quedan en el mundo, y otra que me gusta mucho, aunque ésta no sé cómo se llama ni de quién es la mujer que canta, pero estoy segura de que os gusta. Si los encuentro, os lo mandaré.
También, de ir allá, quiero que me digáis si queréis algo de aquí, para buscarlo con tiempo. Pregúntale también a Pillado si quiere o necesita algún libro que pueda llevarle o mandarle, y saludadlo de mi parte.
Espero respuesta vuestra para ir tomando las disposiciones necesarias por si llego a encontrarme bien, y digo “por si” porque ya os imaginaréis lo que es para mí la idea de encontrarme en un aeropuerto sintiendo que me caigo y que, cueste lo que cueste, tengo que aguantar, retirar mis maletas o facturarlas, llegar a donde sea, etc., etc. Os pido información con tiempo porque, dadas las condiciones en que trabajo en las Naciones Unidas, necesito preparar las cosas con bastante anticipación, para que no digan que les creo problemas.

Mil cariños a los dos y muchas gracias.

Amparo

1973-02-14 Mencionado/a
Carta de Alvajar a Seoane. 1973
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Alvajar a Seoane. 1973 en 14/02/1973


Ginebra, 14 de febrero de 1973

Marujiña querida:

Ni bien hube echado la carta en que te decía que aún no había atrapado yo la gripe que por derecho correspondía, tuve que llamar corriendo al médico para pedirle un certificado para quedarme en casa, porque tenía 40 de fiebre. Así que antibióticos, pastillas para la tos, supositorios para la fiebre y toda la parafernalia de la gripe. Ahora ya va bien y mañana regreso a la oficina.
¿Cómo va tu flebitis? No me extraña que te haya dejado la gripe esa secuela, porque la que yo tuve hace dos años me dejó una neuritis en el brazo izquierdo que me pasé tres meses viendo y contemplando todas las estrellas de firmamento. Todavía que queda de eso un temblor en los dedos que a veces no lo puedo dominar. Espero que estés mejor.
Aún así me las arreglé para ir a ver a mi notabilidad de profesor Feldman, a causa de lo otro que es más importante. Al principio estaba un poco picado, porque después de todo yo lo había abandonado en el año 1967, y eso a nadie le gusta. Me dijo con un ligero retintín: “Yo pensé al ver que usted volvía: “Afortunadamente, Mme. Alvajar es inteligente y comprende”. Le contesté: “Dr. Feldmann, eso es lo que pensé yo: “Afortunadamente el Dr. Feldmann es inteligente y comprende”. La verdad es que uno tiene tendencia a suponer que todo médico, y especialmente todo psicólogo o psiquiatra, es un hombre inteligente y comprensivo, y yo te digo por experiencia que de los muchos que he visto ninguno me ha dado la impresión de una verdadera inteligencia, salvo éste. A pesar del fracaso de su tratamiento anterior, siempre he pensado en él como el único hombre inteligente que he visto aquí. Luego todo marchó muy bien, tanto que, ¡oh, sorpresa, sobre todo viniendo de un suizo!, al despedirse de mí hasta dentro de quince días me dio un tiernísimo beso en la mejilla, y aún no he salido de mi asombro. Comprendió muy bien todo lo que le expliqué, me dijo (lo que yo ya sabía) que desde el año 1967 en que yo había interrumpido el tratamiento con él hasta ahora la psiquiatría y ramas conexas de la medicina habían hecho enormes progresos, que había muchísimos medicamentos nuevos, que comprendía mi necesidad de recuperar la “joie de vivre” y de sentirme bien, que “qu´est que c´est que cette histoire de se coucher à sept heures du soir?”, etc., etc. Me dio dos misteriosísimos medicamentos, uno de ellos que fui a buscar en la farmacia, donde me contaron las pildoritas una por una y me las dieron en un frasco en el que no hay ni el nombre del medicamento, y otro que se sacó el mismo como quien dice del bolsillo del chaleco, y que debe de ser un medicamento que está todavía en experimentación, porque no viene de ningún laboratorio médico, sino de un instituto de investigaciones sobre Lípidos, y me dijo que volviera dentro de quince días. También me dijo, “Pero tiene usted una cara estupenda”, y le contesté: “Dr. Fielmann, esta cara que tiene usted delante tiene encima catorce colores mezclados, así que no le extrañe que el resultado sea decente”. Claro está que se echó a reír. Ahora hay que tener paciencia, porque estos medicamentos (que creo que son de los que llaman “imaos”) son de actuación lenta.
Ahora voy a ver si os digo todo lo que tengo que deciros, que siempre se me queda alguna cosa en el tintero.
Me contestó Anita diciéndome que os escribía directamente y que ya había recibido carta vuestra. Parece que vuelve a Buenos Aires en marzo, peor que antes pasará por aquí.
Recibí una carta de Aurora Cortázar, que debe de haber venido por sus propios pies, puesto que debe de ser así como mandan las cartas que no traen ni un solo sello, ni siquiera el nombre del remitente. Fecha de la carta: 11 de diciembre. Llegada: 10 de febrero. Todas las noticias que me da ya las había recibido, claro está, de los propios interesados, en cartas con sus debidos sellos, salvo la noticia del nacimiento de la niña de Arturo. Dice Aurora, entre otras cosas, que tenéis la intención de venir por aquí. Os quiero prevenir antes. Lo que está sucediendo en este país es un verdadero escándalo. De un día para el otro suben las cosas, a veces de repente un 230%, aunque parezca mentira. Tenéis que contar con que todo está por lo menos el triple más caro que la última vez que pasasteis por aquí. Y digo “por lo menos”. A mí me parece un verdadero disparate pagar estos precios. Mi casa es pequeña (no es la de las fotografías que mandé para Quiroga, que están tomadas en casa de los Fernández Buján, que él es de Corcubión), pero hay dos habitaciones, una de ellas con una cama grande. En la otra hay un sofá cama, donde yo duermo muchas veces y donde he dormido todo el tiempo que Aurora estuvo aquí. Trataría de no molestaros por las mañanas, porque me levanto muy temprano (a eso de las seis menos cuarto). Me voy a las ocho y no vuelvo hasta las seis o las seis y media. Tendríais la casa para vosotros, con absolutamente todo lo necesario para vivir. Las tiendas necesarias están cerca. Hay autobuses en la esquina que os llevan a todas partes de la ciudad. La Ciudad Vieja está a un paso, con las galerías de arte y los museos. Aunque no sea época de vacaciones de verano de Marta, la cosa tiene arreglo. Viene los jueves a bañarse y arreglarse y a asistir a sus clases de latín, solfeo y guitarra, y ese día tampoco duerme en casa. Sólo duerme aquí los sábados, y los Fernández Buján están encantados de tenerla con ellos ese día, tanto que tengo a veces que pelearme para que me la dejen en casa. Sonia, su hija, es muy amigota de Marta y les gusta mucho estar juntas. Me gustaría mucho que las conocierais, porque tiene excelentes cualidades, y además hace mucho tiempo que tengo ganas de hablar con vosotros acerca del porvenir y los estudios de esta niña, porque creo que Luis puede darme buenos consejos. No entro ahora en el asunto porque pienso que de una manera o de otra os veré pronto.
La Galería Kreuger sigue mandando las invitaciones para los “vernissages” a nombre de Luis acá a casa. Medio se disolvió. Tiene fama de ser un hombre muy competente en lo suyo y honrado, pero insoportable en el trato con sus asociados. Una socia de él, una italiana casada con un suizo sobrino de Le Corbusier, llamada Ana María no sé cuantos (he estado buscando los catálogos donde está su nombre, pero me los debe de haber robado Marta, que es museómana y galeriómana) acaba de abrir una galería nueva que se llama Arte Moderno, aquí cerca de casa. Está en un piso alto, y son dos “dúplex” unidos, una casa lujosísima. Inauguró la galería con una exposición de Fernando Maza, que al llegar aquí lo primero con que se encontró fue con mi nombre en la lista de invitaciones a los “vernissages”, claro está que a casa de Luis. El ya traía mi dirección, que se la había dado su madre; llamó en seguida y pasamos varios ratos juntos. Acababa de exponer en la Bienal de Venecia, con mucho éxito, y ahora tiene una exposición en París y otra creo que en Turín. Aunque está separado de su mujer, que es norteamericana, pasa largas temporadas con ella y con su hijo en un pueblecito que está a unos kilómetros de Palma de Mallorca, un pueblecito muy sencillo, poblado de artistas, al parecer. Me ha invitado a ir allá, pero dudo de poder hacerlo.
Sigo recibiendo La Voz de Galicia, que está mucho mejor informada que La Tribuna de Ginebra o cualquier otro periódico de aquí, y sobre todo trae muchas noticias de Buenos Aires y Chile. Hace unos días sacaron una fotografía del Perón con un aspecto de apolillado que da miedo, diciendo que se va a Rumanía a hacerse un tratamiento gerontológico, lo cual no deja de ser una especie de “pajueranada”, porque el tratamiento de la Dra. Aslam nos lo estamos haciendo todos desde hace mucho tiempo, a título preventivo, porque tan apolillados todavía no estamos. Hace más de veinte años que tengo yo correspondencia con ellos y de vez en cuando me hago el tratamiento, y también Aurora lo emprendió, aunque con pildoritas, porque le tiene verdadero pánico a las inyecciones. También otra vez sacaron como gran novedad una fotografía de una pianista que se acababa de hacer un lifting, una “cara nueva”, como ellos decían. Supongo que sacan esas cosas cuando no encuentran otras con que rellenar un hueco, pero no dejan de asombrarte.
Me tienen prometidos para el sábado los dos discos de que os hablé. El de Grassens es el último y estaba agotado. Así pasaron la canción de los reyes por radio un par de veces, y luego no volvieron a pasarla más, porque como tienen tanto miedo de ofender a los jefes de Estado de otros países... Tanto que está seriamente penada cualquier ofensa pública a cualquiera de ellos. El otro resulta que es de Juliette Greco, cosa rara, porque esa mujer se ha dedicado a cantar las mayores estupideces del mundo desde hace varios años, de modo que no respondo de la clase de canciones que hay en ese disco, a parte de la que se llama “Mon fils, chante”. Os lo mandaré por correo la semana que viene.
Ahora os dejo, porque aprovechando estos días que he pasado en casa me estoy haciendo un pijama “serio”, es decir, sencillo. Todo lo que se encuentra por aquí está lleno de froufrous y de chichis, y no comprendo por qué razón hay que vestirse de idiota para meterse en la cama. Ya veremos lo que sale, porque hace muchos años que no coso en serio.
Y ahora dejo de daros la lata. Ya me avisaréis cuando recibáis los discos, para que me quede tranquila y sepa que no os los robaron por el camino.
Saludos a Rafael y Carmen. Ya sé que estuvo aquí Mireya, porque me escribió. Le contesté, pero no sé si mi carta llegó a tiempo, porque estaba a punto de volverse a América.

Saludos igualmente a Pillado y mil cariños para vosotros.

Amparo

1973-10-19 Mencionado/a
Carta de Alvajar a Luís e Maruxa Seoane. 1973
Xenebra
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Alvajar a Luís e Maruxa Seoane. 1973 en 19/10/1973


Ginebra, 29 de octubre de 1973

Queridos Luis y Maruja:

Me había dicho Quiroga que os habíais ido a Buenos Aires, pero hace unos días recibí una carta suya diciéndome que su proyectado viaje a Ginebra quedaba en la nada y contándome que habéis tenido un accidente de auto y que Luis está todavía con una pata tiesa. Supongo que ya estará pasando todo, porque Quiroga no me lo cuenta con un aire de alarma demasiado grande.
Hace mucho tiempo que tenía que escribiros, y no lo hacía precisamente porque tenía que ser largo y no estaba ni en estado de salud ni con tiempo para hacerlo. Aprovecho hoy, día excepcional. Porque resulta que, renunciando a unas vacaciones que me hacían mucha falta y que tenía ya perfectamente programadas para Túnez, me vine a trabajar este mes al BIT para no perder completamente el contacto con ellos. Querían que viniera por más tiempo, pero no puedo porque tengo que volver a las Naciones Unidas el día 1. Dado que la gente aquí traduce seis páginas por día y que yo he estado haciendo un promedio de 30 diarias, me creo autorizada para robarles estos momentos y escribiros, guardándome un trabajo ya terminado para entregarlo por la tarde, y no por la mañana.
No podré explicar las cosas muy detalladamente, porque por carta no se entienden bien y me arriesgo a que me se dé una mala interpretación, pero trataré de resumir lo sucedido desde la última vez que supe de vosotros, que fue cuando Maruja me telefoneó. Ese mismo día, dos horas después, me tuvieron que llevar de urgencia al hospital, porque no podía dar un paso nin moverme. Estaba casi paralizada. Ni podía llegar al teléfono para pedir auxilio. Sólo arrastrándome. Me tuvieron un día entero en el hospital haciéndome toda clase de análisis, radiografías, exámenes, etc. El Hospital Cantonal de aquí es de lo mejor que existe. Los ricachones vienen de todos los países del mundo a que los examinen aquí, en el Hospital. Diagnóstico: el mismo de siempre, el que vengo oyendo desde hace ocho años a todos los médicos y especialistas que he recorrido. Usted no tiene nada, absolutamente nada. Parece ser que son síntomas simbólicos, de carácter neurótico, es decir psíquico. Y que esa última crisis fue provocada por la inminencia del viaje a España. Dicen los médicos y psicólogos que como a una persona que no puede moverse no se la puede hacer viajar, me defendía contra la enorme resistencia interior que tengo a volver a Galicia, el miedo enorme que le tengo psicológicamente a semejante shock, desarrollando esos síntomas simbólicos de imposibilidad de andar y de moverme. Bueno, el hecho es que la cosa fue muy seria y no me ha quedado más remedio que reemprender el tratamiento de apoyo psicoterapéutico, a ver si con paciencia logro vencer mis problemas interiores y sacarme de encima mil cosas que me hacen la vida imposible. Tuve que ir a París por un solo día a arreglar mis papeles, que caducaban. Mi hermano fue a buscarme al aeropuerto y a llevarme hasta allá nuevamente. Fui en agosto, antes no podía arriesgarme a hacer ninguna clase de viaje por obligatorio que fuera.
Ahora las cosas andan mejor. Ya puedo sentarme en una silla, trabajar y hasta ir al teatro. Pero estoy haciendo una vida de soldado. Primeramente, duermo muy mal. Me han prohibido terminantemente acostarme temprano, apago la luz a media noche o más tarde, y después de haberme despertado cinco o seis veces en la noche ya estoy de pie a las cuatro y media o a las cinco. Media hora d gimnasia fuerte. Todos los días que puedo, esto es, casi todos, media hora de natación por la tarde al volver a casa. Tratamiento médico dos veces por semana. Medicinas para poder resistir. Y trabajo, mucho trabajo. Ya veis que la cosa no es nada divertida. Pero veremos si con paciencia, como os digo, logro resolver dentro de mi misma, con ayuda del psicólogo que es un hombre, gracias a Dios, muy inteligente, multitud de problemas que se han ido acumulando a través de los años y que me hacen la vida muy difícil.
Quise mandarle una nota a Pillado sobre una cosa interesante que había cerca de aquí. Os explicaré lo que era, porque a Luis ha de interesarle, y por qué no puede hacer la nota. Hay aquí cerca, pero en Francia, en un pueblecito llamado Plateau d´Assy (más bien se llama así todo el lugar), una iglesia muy interesante. El cura, hace ya de esto bastantes años, decidió hacer algo distinto. En el frente hay un fresco enorme de Leger, dentro de vidrieras de Chagall, de Rouault, etc. Pinturas murales de Chagall y otros pintores. Una pila bautismal hecha por un judío, y todas cosas por el estilo. Es decir, que recurrió a artistas de distintas religiones. El Cristo del altar mayor despertó verdaderos escándalos, y durante cierto tiempo tuvieron que meterlo en una capillita apenas alumbrada, por lo moderno que era. Ahora lo han vuelto a poner en el altar mayor, pero no en el centro. Las tapicerías son excelentes. Este último año decidieron hacer en ese lugar una cosa que llamaron Escultura en la montaña. Diseminaron por los alrededores, en un paisaje verdaderamente maravilloso de montañas y bosques, toda una serie de esculturas. Desde Calder para abajo. Había dos de Otero, de Santiago de Compostela, y varias de un argentino que me parece recordar que se llama Fernández, que además pintó las carreteras de mil colores. También por las carreteras había pintada poesía. Me pareció que podía interesar una nota sobre eso, sobre todo habiendo mezclado en ello un gallego. Allá me fui, pidiéndole a una amiga que me llevara, porque yo no me atrevo a conducir por la carretera todavía, y sabe Dios cuándo volveré a largarme a mis antiguos viajes de kilómetros y kilómetros. Tengo miedo a los vértigos y miedo a los medicamentos que estoy tomando, de modo que sólo utilizo el automóvil en la ciudad. En el camino se nos echó encima una de esas tormentas de padre y muy señor mío que nos tuvo detenidas en un pueblo dos horas y media. Nos decidimos a seguir, a ver si más lejos hacía mejor tiempo. Efectivamente, mejoró, pero ya habíamos perdido la mañana entera. Al llegar allá nos encontramos con que, como os digo, las esculturas estaban en plena naturaleza y desperdigadas a la redonda en trayectos de treinta o cuarenta kilómetros. El auto de mi amiga era viejísimo y no quería subir esas cuestas empinadas. Preguntamos y nos dijeron que parte de las cosas podríamos verlas yendo a pie. Mentira podrida, como dicen los niños. Anduvimos horas y horas y lo que nos decían que estaba a media hora de distancia a pie estaba a dos o tres horas. Total, que lo que vimos fue lo que estaba en el pueblo mismo y algo de lo más cercano. En tales condiciones no se puede hacer ninguna nota, como os podéis imaginar. Me conformé con comprar fotografías y catálogo, que si le interesa mucho a Luis puedo enviarle. No tenéis más que decírmelo. Ya eran los últimos días de esa exposición, si queréis llamarle así, aunque quedarán algunas cosas, como creo que la puerta de Calder y alguna otra cosa más.
Yo, si sigo mejorando de salud o por lo menos manteniéndome, creo que voy a volver a dirigir teatro. Han dejado llegar aquello del grupo a un punto tan muertísimo que va a costarme mucho trabajo echarlo a andar nuevamente. Por otra parte, tanto ha cambiado el teatro en los últimos diez años que todo hay que encararlo de otra manera. Estoy con los preparativos que, como os digo, van a ser largos. He pedido a España que me busquen algunos textos (todos ellos inéditos) que parecen interesar. Habrá que buscar a los autores uno por uno y pedírselos, y todo esto tendrán que hacerlo otros por mí, y claro está que no le dedicarán todo el interés necesario. Será lento. Tengo pensado hacer una adaptación de La Celestina para hacerla estallar por las cuatro costuras, y eso me llevará sólo de preparación varios meses de trabajo. Tengo que ponerme en contacto con gente de teatro de aquí que yo conozco para ver salas, saber con qué puede contarse y con qué material cuentan esas salas mismas. Ahora es muy difícil. Cada vez hay más teatro y más manifestaciones culturales interesantes en Ginebra, y todo está ocupadísimo... Luego se presentará el problema de los colaboradores, actores, electricistas, etc., que como todos trabajan en otra cosa y además no se lo toman suficientemente en serio es una labor de gigantes. De hacer algo, quiero hacerlo bien. Sólo así compensará el esfuerzo enorme que significará para mí. Para hacer tonterías más vale que descanse y aproveche los pocos momentos que me quedan en el día para reponerme. Marta, mi sobrina, que felizmente es excelente y no me da quebraderos de cabeza, si que da trabajo, y como todo cuesta tan horriblemente aquí, no puedo dejar de trabajar porque se va el dinero que verdaderamente da espeluznos. Como no puedo además mandarla a un colegio público (por circunstancias de residencia aquí, etc.) todo me cuesta un ojo de la cara, y luego está lo de Madrid, el colegio de la otra chica y mil cosas más. De modo que no puedo hacer como otros compañeros que trabajan varios meses al año y se dejan otros varios para hacer sus cosas. A mí no me queda más remedio que seguir tirando.
Compré un piano, bueno, pero de segunda mano, para estudiar que es lo que me distrae. Hace cuatro meses que lo tengo, y sentarme a estudiar, lo que se dice sentarme a estudiar, no he podido hasta ahora hacerlo sino cuatro veces. Me descansa mucho y pienso que si algún día trabajo menos, me sería muy bueno haber hecho dedos cierto tiempo para poder estudiar o tocar algo. Pero creo que lo que me sucederá será lo que a otros refugiados que estaban en condiciones parecidas será lo que a otros refugiados que estaban en condiciones parecidas, que trabajaron hasta la víspera misma de su muerte y cayeron como quien dice fulminamos encima del escritorio.
En fin, ya veremos. Ya que estáis todavía por aquí no pierdo las esperanzas de que se os ocurra hacer un viajecito. A Ginebra, quiero decir. Ya sabéis que, aunque un poco apretados, podéis estar en casa.
Dad mil recuerdos a Rafael y Carmen de mi parte.
Cuando tengáis un poco de tiempo y ganas, escribid y decidme si le interesa a Luis que le mande las fotografías de algunas de las cosas de la iglesia de Plateau d´Assy, el folleto con fotos grandes de Escultura en la Montaña y fotos de las esculturas, que se lo mandaré con mucho gusto.
Mil abrazos a los dos, y a ver si algún día, resueltos mis problemas, se define esta situación y se sabe de una vez por todas si puedo o no puedo volver por ahí. Por el momento es no. Tanto el médico como yo lo consideramos un riesgo psicológico excesivamente grande como para andar haciendo pruebas, dadas las circunstancias de mi caso.

Amparo