PROXECTO EPÍSTOLAS

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3 MENCIóNS A Teofrasto Paracelso (1493-1541)

Alquimista, médico e astrólogo coñecido porque creía que lograra a transmutación do chumbo en ouro mediante procedementos alquimistas.
Epístolas
Mencionado/a [3]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1960-02-18 Mencionado/a
Carta de Seoane a Dieste e Muñoz Manzano. 1960
Basilea
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Dieste e Muñoz Manzano. 1960 en 18/02/1960


Basilea, 18 de Febrero de 1960

Sres.
Carmen y Rafael Dieste
Buenos Aires

Queridos Carmen y Rafael:

Ayer hemos pasado el día en Strasburgo, una bella ciudad con una catedral con fundamentos y capilla románica, que tiene sobre todo unos vitrales tan extraordinarios que a cualquier pintor que se hubiese acercado alguna vez a esta artesanía le cura por muchos años del defecto de vanidad. Creo que este es mi caso. Un detalle solo que tendrá 1 m x 1 m., entre tantos centenares de metros cuadrados de vidrios, que representa un caballero blanco en el infierno hecho con almas corporizadas quemándose, en color ocre entre llamas rojas, es, por sí, una maravilla de dibujo, composición y color. Pensamos volver uno de estos días pues en realidad hacen falta muchas horas y días para poder ver la riqueza de detalles de estos vitrales, de épocas distintas por lo que se aprecia en su conjunto.
El Museo, un palacio que habitó, según se señala en una puerta, durante cinco días Luis XV y que son cinco días del pasado por los franceses o los alsacianos aprovechan para la eternidad, me hacen pensar en un lugar de la parroquia de mi madre, en Arca, que se llamó Duas Casas y donde un mediodía comió Carlos V, sin que nadie señale en placa alguna este acontecimiento histórico; y en las placas que faltan por colocar en Santiago de Compostela, o en cualquier vieja ciudad peninsular. Mas en ese Museo, independiente de los carteles turísticos, están guardados dos magníficos Zurbarán de gran tamaño, una notable cabeza del Greco, La Dolorosa, y un retrato espléndido de Don Baldomeri Iriarte, académico y “protector de las tres artes” según reza en la dedicatoria, de Goya. Hay tambien algunos pequeños Rubens, bastantes flamencos y una pequeña colección de primitivos y renacentistas italianos, un cuadro notable de Simoni y un Boticelli, además de una colección de primitivos franceses y alemanes confundidos unos y otros de Alsacia. Pero el Goya se destaca en los carteles del museo con grandes letras mayúsculas y pienso que debieran destacar igualmente a Zurbarán, con sus blancos, amarillos y tierras que son un prodigio de belleza y de pintura y bastante distintos, en cuanto a su color, a los de Lisboa, quizás por el tema, pues las dos figuras de Strasburgo son dos santas que los carteles del museo no identifican, no sé en el catálogo.
En cuanto a Basilea y Zurich estamos encantados, nos gustan las ciudades y los museos y más desde que descubrimos que en carnaval, aquí en Suiza alemana, se hacen filloas y orejas como en Galicia, aunque les llamen “fastuachtskriechli” a las primeras y “ohrli”, (exactamente orejas en el dialecto de aquí) a las segundas. Si fuese etnólogo solicitaría una beca para averiguar si proceden de la vieja población celta de esta parte de Suiza o de sus vecinos los suevos que invadieron Galicia y me iría a explorar la Selva Negra, donde, según dicen, aún se conservan las máscaras a caballo que improvisan versos como en nuestras montañas. Existe tambien una región que se llama Brandón, como el apellido gallego con la raiz Bra, que tanto gustaba a Valle Inclán, donde uno de los días de Carnaval se toma sangre de cerdo, que en Galicia, en muchas partes, se mezcla a las filloas. Desde luego no veré mi exposición por culpa del sentido organizador de los suízos, más aparente pero menos eficaz, pienso, que el de los latinos como ellos dicen, aunque comamos filloas y orejas por la misma época del año.
Hoy Basilea está cubierta de nieve y más bella aún que a diario. Es un día de los que Erasmo, Holbein y Paracelso, ilustres vecinos de esta ciudad, debieron haber gozado del calor de las grandes estufas de loza sabiamente decoradas. Holbein se distraería tratando de encontrar la línea que define la sonrisa de purgatorio de Erasmo, y Paracelso aprovecharía su tiempo haciendo algún ensayo físico en el fuego de la estufa.
Bueno, nada más por hoy, sino un gran abrazo de Maruja y mío para vosotros y todos los amigos y uno en particular a los dos de:

[Seoane]

1961-05-12 Mencionado/a
Carta de Seoane a Whitelow. 1961
Bos Aires
Rio de Janeiro
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Whitelow. 1961 en 12/05/1961

Buenos Aires, 12 de mayo de 1961

Sr. Billy Whitelow
Río de Janeiro

Querido Billy:

Hubiese querido verte cuando estuviste en Buenos Aires, me hubiese gustado mucho hablar contigo. Hablarte de mi viaje a Europa y de toda el ansia de volver que siento. ¿Por qué le niega a uno el destino la posibilidad de vivir algunos años en esa maravillosa ciudad que se llama Venecia, que uno, sólo con pisarla, puede querer más que a cualquiera otra ciudad del mundo? Hubiese querido hablar contigo de Europa, de Venecia sobre todo y de Basilea donde estuve algunos meses y a la que se quiere también para siempre. En una y otra ciudad, bien distintas una de la otra, viví muchas vidas pasadas que en ellas se hicieron plenas o se consumieron. Vi las naves que salieron de Venecia para aplastar al turco en Lepanto, y al Ticiano, muy viejo, orgulloso de su arte, acercarse en góndola a un palacio de rosa y oro a pintar a una suave doncella dorada de carnes y cabellos. Viví los días de Paracelso y Holbein en la Basilea vieja. Paracelso salía taciturno del sótano repleto de retortas misteriosas en las que hervía el mercurio y la piedra filosofal, de una casa que tenía en la fachada la imagen esculpida de un peregrino a Santiago y, a los pies, una fecha del siglo XIII. Ayudé a policromar el gaitero de la fuente de Holbein y a los campesinos que danzan de la columna. Asistí a alguna conferencia de Erasmo, sin entenderlo demasiado, como me ocurre ahora, siglos después, con Jaspers, seguramente porque, tanto a éste como a aquel, les faltó decisión par sostener la teoría con la propia acción. Entiendo, en cambio, muy bien, la danza de la muerte medieval y el Ecce Homo de Nietzsche. Pero no quiero fantasear. Me hubiese gustado decirte que continúa gustándome mucha de la pintura de los museos y todo lo que está bien hecho y pensado.
No escribí nada nuevo. Tengo algunos proyectos. Una nueva obra de teatro, apuntes sobre Suiza que no sé qué hacer con ellos. Grabé mucho en madera. Tengo unos treinta grandes grabados que hice este verano y pinto murales. Buenos Aires está muy bien para quien estima su pasado y sueña su porvenir. No debemos contemplarla en presente como a ninguna ciudad que se modifica todos los días. Te envío el currículum de vuelta con unos ligeros añadidos que los intercaláis si queréis.
Espero leer tu Cuaderno de exilado, estoy seguro que ha de ser un gran libro, todos los poemas que conozco tuyos lo anuncian.

Un saludo de Maruja y un gran abrazo mío:

[Seoane]

1963-04-21 Mencionado/a
Carta de Seoane a Whitelow. 1963
Xenebra
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Whitelow. 1963 en 21/04/1963


Ginebra, 21 de abril de 1963

Sr. Guillermo Whitelow
Buenos Aires

Querido Willy:

Hace más de un mes, casi dos, que salimos de Buenos Aires, sin plan alguno fijo y pensando más bien quedarnos algún tiempo en Suiza antes de ir a España. No sé por qué Suiza me atrae, tan distinta a mi temperamento, tan ordenada y quieta. Quizás porque sé que entre estos ciudadanos exactos, de muy antiguo calculadores de minutos y segundos, aficionados a las máquinas de precisión, ellos mismos máquinas de precisión, se consumieron muchas vidas apasionadas de desterrados ilustres, desde Paracelso a Nietzsche, o desde Erasmo y Holbein a Hesse y Jawlensky, que vivieron extraños, observados por los ojos fríos como agujas de relojes de las gentes de este país. Unos ojos azules sin pupilas que no miran y taladran como si fuésemos culpables de un delito que no recordamos, que buscamos en vano en nuestra memoria y no recordamos. O, quizás, solamente, de pisar con nuestras sucias suelas de extranjeros el suelo de su país. Un suelo que un suizo de estos días encuentra excesivamente sucio de excrementos de perros, detallando su número –48 de un puente a otro, 34 de una a otra calle– en una carta abierta dirigida a un diario de esta ciudad. En Zurich, pasamos por delante del Cabaret Voltaire, donde el dueño actual parece empeñarse en vano en mantener el fantasma de los Dadá, al lado de la casa donde vivió Lenin que, hace cincuenta o sesenta años, seguramente, miraba curioso a través de sus vidrieras a esos revolucionarios del arte. Volvimos a ver en Basilea, en el museo de la ciudad, los extraños objetos de la cirugía y de la alquimia medieval y, en las calles, el gaitero de Holbein y las viejas casas que ostentan orgullosas un nombre, incomprensible para nosotros, escrito en caracteres góticos sobre una fecha que puede ser 1398 o 1425 y que, desde entonces, fue renovada muchas veces y amparó muchas vidas y muchos muertos y las más extrañas historias que ya nadie sabrá jamás. En Ginebra, me gusta recordar a ese español muerto a fuego lento por decisión de Calvino increpándole en su agonía a éste por haber ahorrado leña para el fuego que le quemaba. Al español furioso, probablemente con el mismo gesto furioso con que le representaron los librepensadores de Francia en la estatua que le erigieron en París, y a Calvino sentado, tétrico, reflexivo, contemplando el espectáculo que él mismo había organizado, oliendo la carne quemada y mirando a las llamas subir al cielo hasta el mismo trono de Dios, con sus ojos casi ginebrinos, calculadores, fríos y sin pupilas.
Vemos todo esto y los museos, algunos magníficos, Basilea y Zurich, y las grandes exposiciones que la riqueza suiza trae a estas ciudades, pero empezamos a sentir nostalgia del desorden mediterráneo y del céltico, el del Atlántico de los Finisterres. Vivir en Suiza es como vivir en el purgatorio donde no se goza del cielo ni se sufre de las condenas de los hombres. Es el purgatorio de Europa.
Estamos sin apenas noticias de ésa, sólo algunas políticas a través de los diarios. Mándanos a decir algo y la dirección de Bonino en Estados Unidos. Aunque para ti sea un castigo, escríbenos unas letras. Saludos a todos los amigos, a Mujica Láinez, a Adriana y un abrazo de Maruja y mío para ti:

[Seoane]