PROXECTO EPÍSTOLAS

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4 MENCIóNS A Friedrich Nietzsche (1844-1900)

Filósofo, poeta, músico e filólogo alemán, considerado un dos pensadores modernos máis influíntes do s. XIX.
Epístolas
Mencionado/a [4]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1950-04-16 Mencionado/a
Carta de Otero Pedrayo a Carballo Calero (1950)
Trasalba
Orixinal
1963-03-27 Mencionado/a
Carta de Seoane a Scheimberg. 1963
Basilea
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Scheimberg. 1963 en 27/03/1963


Basilea, 27 de marzo de 1963

Dr. Simón Scheinberg
Buenos Aires

Mi querido amigo:

Hemos estado en estos días en cuatro ciudades suizas: Ginebra, Zurich, Winterthur y Basilea. Estamos ahora en esta última ciudad, la más agradable de las cuatro, la que mejor se hace querer y dentro de dos o tres días regresaremos a Ginebra, la más antipática para mi gusto y en la cual uno va distinguiendo el calvinismo en el rostro de sus habitantes, en general, unos rostros desabridos. Sin embargo, esta vez nos quedaremos más tiempo en esa ciudad. Se dice que en el siglo XVI Calvino estimuló a los orfebres para que en lugar de imágenes de santos y cálices hiciesen relojes. También cuentan que cuando quemaba a Miguel Servet, éste, entre llamas, le gritó algo así como: “Calvino, eres un miserable, un tacaño, quisiste ahorrarte leña en esta ocasión”. Es posible que el reformista fuese un genio de la economía, tal como la entienden algunos, que ahorrando leña a los condenados al fuego e impulsando la fabricación de relojes en lugar de obras de fantasía, imprimiese fisonomía y carácter práctico a las gentes. Una nariz es sólo para respirar y una boca para comer. Desconcierta que en Ginebra hubiese nacido Rousseau y hubiese vivido Voltaire. A Miguel Servet, quemado con leña, pudieron esculpirlo con tiempo la liga de librepensadores franceses con el gesto español furioso que tiene su estatua en París. Afortunadamente, en Ginebra, hay rostros de todas partes del mundo que hacen olvidar los ginebrinos, y por ellos, y por mis asuntos, nos quedamos de momento en esta ciudad para hacer desde ella viajes frecuentes a Zurich y a Basilea y tal vez a Milán. Hemos visto tres grandes exposiciones igualmente magníficas: de Jawlensky, en Ginebra; Jacques Villón, en Zurich, y de Paul Klee, en Basilea. La menor en cantidad, la de Paul Klee, reúne sesenta y dos obras. Me impresionó enormemente la de Jawlensky, del que ya conocía muchas obras, pero sus cabezas de la última época, de pequeño formato, repetidas como tema, pero creándose nuevos problemas de pintura, me pareció una lección espléndida para un pintor. Le vienen a uno al recuerdo, contemplándola, el carácter obsesivo de los íconos rusos e igual misticismo. Jawlensky en su último período es algo así como un San Juan de la Cruz en pintura. Pienso –otros lo pensaron antes– que sólo Rusia y España produjeron hasta ahora en Europa, temperamentos así de obsesionados, y de fanáticos por igual de claridad y tinieblas. Ni España ni Rusia ahorraron jamás la leña de los condenados, ni cambiaron, cuando la tuvieron, la fantasía por los relojes. Y, sin embargo, en mi caso estaré en Ginebra, no en otra parte, por si los relojes pueden ser útiles a los fines que me propongo. Los Museos de Basilea y Zurich han aumentado en estos últimos tres años con valiosas obras de arte contemporáneo. La última donación, la de un señor multimillonario, La Roche, dueño de una de las firmas más importantes de productos químicos, se está exponiendo actualmente en una de las grandes salas del museo y consta de 1 Picasso (ya había donado cuatro), 1 Juan Gris (anteriormente había donado 11), 11 Braque, 6 Le Courbusier, 20 Ozenfat, 7 Leger y 4 esculturas de Lipschitz, entre otros. El Museo de Basilea es una maravilla y se lo merece esta ciudad por su amor al arte. Estos días en la vidriera de una zapatería se exponen obras primitivas de arte popular australiano que colecciona su dueño y nosotros estamos parando en un hotel que tiene, solamente en su comedor, un Matisse, dos Roualt y una serie de litografías de Manessier, con un Buffet y otros autores. Todas obras originales y, en otras dependencias, Paul Klee, Bonnard y otros pintores, y obras de franceses, alemanes y suizos en los dormitorios. Tiene además una espléndida colección de piezas etruscas, dos grandes vitrinas en el comedor y una en el vestíbulo. El dueño del hotel va él mismo a excavar a Italia y las piezas que encuentra, algunas de valor incalculable por su originalidad, fueron descubiertas por él. Basilea es un centro de arte y fantasía. Lo fue con los alquimistas de la Edad Media, con Holbein que dejó aquí donde vivió gran parte de su obra y con los químicos actuales. Es una de las ciudades que prefirieron siempre los alemanes mejores cuando no podían respirar en su patria, Nietzche, Stefan George, y ahora, desde Hitler, Jaspers.
Refiriéndome a otras cuestiones, la prensa francesa Le Monde y L´Express se refieren con extensión a la polémica sobre literatura y arte en Rusia. L´Express trae en sus últimos números del 610 al 614, correspondientes a este mes de marzo, importantes revelaciones del poeta Evtovchenko sobre la actitud de escritores y artistas, y Le Monde por su parte la crónica de la polémica levantada en Francia en el P. con motivo de negarse los estudiantes afiliados a cualquier clase de autocrítica por considerarla hipócrita y negativa. Con respecto a Buenos Aires tuvimos noticias bastante buenas por este diario y negativa. Con respecto a Buenos Aires, tuvimos noticias bastante buenas por este diario de la actitud de la M. Creo que convendría leer el libro de Evtovchenko que acaba de salir en París, L´autobiographie précoce, además del de poemas Trois minutes de vérité.
Esto es, en general, un resumen de lo que vamos viendo. En cuanto a Buenos Aires, estaremos emocionados por las atenciones de todos los amigos.

Un gran abrazo para Aída, usted y los suyos y otro para los amigos comunes, a algunos de los cuales escribo también hoy, de

Seoane

[Manuscrito:] Nota: Esta carta fue escrita en Basilea hace unos días. La echamos al correo ahora en Ginebra. Las manchas de arriba del papel vienen desde la fábrica. No son salpicaduras de nuestra cena.

1963-04-21 Mencionado/a
Carta de Seoane a Whitelow. 1963
Xenebra
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Whitelow. 1963 en 21/04/1963


Ginebra, 21 de abril de 1963

Sr. Guillermo Whitelow
Buenos Aires

Querido Willy:

Hace más de un mes, casi dos, que salimos de Buenos Aires, sin plan alguno fijo y pensando más bien quedarnos algún tiempo en Suiza antes de ir a España. No sé por qué Suiza me atrae, tan distinta a mi temperamento, tan ordenada y quieta. Quizás porque sé que entre estos ciudadanos exactos, de muy antiguo calculadores de minutos y segundos, aficionados a las máquinas de precisión, ellos mismos máquinas de precisión, se consumieron muchas vidas apasionadas de desterrados ilustres, desde Paracelso a Nietzsche, o desde Erasmo y Holbein a Hesse y Jawlensky, que vivieron extraños, observados por los ojos fríos como agujas de relojes de las gentes de este país. Unos ojos azules sin pupilas que no miran y taladran como si fuésemos culpables de un delito que no recordamos, que buscamos en vano en nuestra memoria y no recordamos. O, quizás, solamente, de pisar con nuestras sucias suelas de extranjeros el suelo de su país. Un suelo que un suizo de estos días encuentra excesivamente sucio de excrementos de perros, detallando su número –48 de un puente a otro, 34 de una a otra calle– en una carta abierta dirigida a un diario de esta ciudad. En Zurich, pasamos por delante del Cabaret Voltaire, donde el dueño actual parece empeñarse en vano en mantener el fantasma de los Dadá, al lado de la casa donde vivió Lenin que, hace cincuenta o sesenta años, seguramente, miraba curioso a través de sus vidrieras a esos revolucionarios del arte. Volvimos a ver en Basilea, en el museo de la ciudad, los extraños objetos de la cirugía y de la alquimia medieval y, en las calles, el gaitero de Holbein y las viejas casas que ostentan orgullosas un nombre, incomprensible para nosotros, escrito en caracteres góticos sobre una fecha que puede ser 1398 o 1425 y que, desde entonces, fue renovada muchas veces y amparó muchas vidas y muchos muertos y las más extrañas historias que ya nadie sabrá jamás. En Ginebra, me gusta recordar a ese español muerto a fuego lento por decisión de Calvino increpándole en su agonía a éste por haber ahorrado leña para el fuego que le quemaba. Al español furioso, probablemente con el mismo gesto furioso con que le representaron los librepensadores de Francia en la estatua que le erigieron en París, y a Calvino sentado, tétrico, reflexivo, contemplando el espectáculo que él mismo había organizado, oliendo la carne quemada y mirando a las llamas subir al cielo hasta el mismo trono de Dios, con sus ojos casi ginebrinos, calculadores, fríos y sin pupilas.
Vemos todo esto y los museos, algunos magníficos, Basilea y Zurich, y las grandes exposiciones que la riqueza suiza trae a estas ciudades, pero empezamos a sentir nostalgia del desorden mediterráneo y del céltico, el del Atlántico de los Finisterres. Vivir en Suiza es como vivir en el purgatorio donde no se goza del cielo ni se sufre de las condenas de los hombres. Es el purgatorio de Europa.
Estamos sin apenas noticias de ésa, sólo algunas políticas a través de los diarios. Mándanos a decir algo y la dirección de Bonino en Estados Unidos. Aunque para ti sea un castigo, escríbenos unas letras. Saludos a todos los amigos, a Mujica Láinez, a Adriana y un abrazo de Maruja y mío para ti:

[Seoane]

1976-07-13 Mencionado/a
Carta de Seoane a Díaz Pardo. 1976
Bos Aires
O Castro [parr. Osedo, conc. Sada]
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Díaz Pardo. 1976 en 13/07/1976

Buenos Aires, 13 de Julio de 1976

Sr. D. Isaac Díaz Pardo
Sargadelos

Querido Isaac:

Perdóname este retraso en contestarte. Tengo recibidas dos cartas tuyas a las que no respondí, habiendo recibido con ellas los recortes referidos al Pedrón de Ouro, fotocopias del juicio con Rey y antecedentes de la delegación española a la Bienal de Venecia, terminando, en cuanto a ésta, sin saber de qué se trataba. Te agradezco mucho estos envíos. Estuve trabajando muy intensamente para la exposición que inauguro el día 27, suponiendo que, dadas las circunstancias por que atravesamos, no ocurrirá nada. Parodiando a Hemingway en aquel título París es una fiesta, Buenos Aires es un duelo, y a todos nos alcanza el dolor. Dejemos esto. Me alegré mucho de las notas que escribieron sobre ti con motivo del Pedrón de Ouro, son muy merecidas y no hay tales disparates en las de Garcés y García Bayón. Me hubiese gustado estar en el acto de entrega del premio. De todo lo que me dices de González López no me sorprende, en cuanto a alianzas y amistades no tuvo nunca demasiados escrúpulos, pero en lo referente al discurso de ingreso de Martínez Risco en la Academia de Jurisprudencia también me parece natural. Siento que sin quererlo tengas tantas veces que darme la razón en cuanto a mi juicio sobre algunas personas dadas las causas que la originan. Te llevo diez años y por mi actuación cuando tú eras un adolescente aprendí a conocer a las gentes que se destacaban en Galicia por uno u otro motivo. Creo que podría añadir que un núcleo de amigos que pretendíamos igual futuro para el país, algunos muertos, teníamos juzgado a la generación que nos precedía y aún conociendo la definición del político de Nietzsche que es algo así, “el hombre de ideas cortas y manos largas”, en el caso de algunos gallegos las manos les habían crecido desmesuradamente y en esto de las manos no incluye a Martínez Risco.
En cuanto a la Bienal de Venecia no sé por qué os molestasteis en llamarme por teléfono si de todas maneras ibas a resolverlo a tu gusto. Cuando opiné que no había nada para enviar es porque considero que las dos litografías de Souto que llevé para el Museo no representan en absoluto la obra enorme que él realizó en cuanto a la guerra con sus óleos diseminados por el mundo y que menciona el poema de Ensor y los elogios de la gran crítica europea aparte de la española, comprendiéndose en ésta un espléndido trabajo de León Felipe. Fue el pintor que más trabajó, se pueden contar más de mil dibujos y tintas hechos con el tema de la guerra. Yo tengo un álbum de dibujos extraordinarios de él que algún día pienso reeditar. En cuanto a la obra de Castelao no se deben enviar a una Bienal de Arte reproducciones. No significan nada desde el punto de vista artístico como tú sabes tan bien como yo y los originales no se sabe, yo al menos no lo sé, donde están. Su tamaño son algo más del doble por lo que me dijo una vez Castelao y supe por Gori Muñoz en Buenos Aires que participó en su edición. Y en cuanto a mi afiche me alegro que no lo hubieses encontrado en el Museo. Creo que jamás estuvo, yo por lo menos no lo doné y mucho menos como tú supones se lo presté a nadie. Nunca dispuse por mi cuenta de nada del Museo para prestárselo a nadie. De las otras cosas que hice aquí tengo muy pocas y tampoco significan mucho desde el punto de vista artístico. Ahí pueden lucirse catalanes, y madrileños pues fueron guardando todo, por lo que sé de Eduardo Vicente, Morales, Mateos, etc.
Ese afiche mío no posee otro mérito que su carácter documental. Yo lo tengo aquí como dos de los de Castelao de entonces y algún día volverán a Galicia, lo mismo que la iconografía que Maside me fue enviando antes de morir, alguna de la cual fui publicando en Galicia Emigrante.
Este año, directivos del Centro Gallego, volvieron a insistir para que aceptase la presidencia de la sección cultural prometiéndome toda clase de apoyo. La sección está en contra de Valentín Fernández que, por otra parte, parece que quiere fundar un partido político en Galicia. (Esto nos faltaba…!) Naturalmente, no acepté. Sólo cuenta lo que pueda hacer cada uno de nosotros, aunque por mi parte pueda muy poco. Para cuando vuelva tengo, desde luego, algunos proyectos personales, que pienso pueden ser interesantes y, naturalmente, sólo referidos a Galicia.
De aquí no puedo contarte nada. Creo que ahí lo sabéis todo. Hay mucha gente de aquí por Europa y América. A Camilo no lo vi últimamente creo que te dije que está entusiasmado con lo que hace piensa que le será muy útil. Te envío una tarjeta de invitación de una señora o señorita, Julia Solanas, casi desconocida hasta ahora en Buenos Aires, pero que ya mereció ser aceptada por el Museo Carlos Mazide. ¿Qué sabes de esto y quien aceptó su obra?
Esto es todo por hoy. Estamos Maruja y yo deshechos y resignados. Por mi parte continúo con fallas de salud y es probable que tenga que operarme después de la exposición. No me preocupa. Desde luego no me gusta pero no pienso en ello. Entre otros achaques me sobra ácido úrico y me falta potasio.

Maruja y yo os enviamos un gran abrazo a Mimina, los tuyos y a ti.

Seoane