PROXECTO EPÍSTOLAS

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4 MENCIóNS A Jacques Lipchitz (1891-1973)

Escultor cubista de orixe lituano. De orixe xudea, en 1941 escapou a USA e non regresará a Europa até 1963. Foi amigo de Picasso, Juan Gris e Amedeo Modigliani dos que se sentiu moi influenciado.
Epístolas
Mencionado/a [4]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
Data Relación Remitente - Destinatario Orixe Destino [ O. ] [ T. ]
1960-02-24 Mencionado/a
Carta de Falcini a Seoane. 1960
Bos Aires
Basilea
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Falcini a Seoane. 1960 en 24/02/1960


Buenos Aires, Febrero 24 de 1960

Querido amigo Seoane:

Hoy recibí su objetiva y entusiasta carta Basilea. Sus “dos letras” tan nutridas de observaciones me demuestran que Ud. y Maruja están viviendo en un mundo de valores que hacen posible la existencia de necesidades onde el artista y su labor creadora se hacen presentes, visibles, en toda la ciudad; en las calles, en las casas. La pintura y la escultura integrando en todas partes a la arquitectura, incorporadas a la vida ciudadana.
Imagino el espectáculo de Rodin y de Lipchitz alternando con Bourdelle, Maillol, con Daumier, Degas y Renoir escultores. De ver enfrentados a Lembruck y Sintenis con Giacometti y Calder muy cerca de hermosas piezas góticas en los museos de Basilea y Zurich que Uds. están viendo y en tantos lugares públicos, sin excluir las empresas industriales y comerciales ni la morada particular.
Frente a esa realidad, Ud. pensará más de una vez en nuestras primeras y limitadas experiencias, limitadas por la falta de continuidad de las mismas, pero anticipo, quizás, de hermosas realizaciones.
Nos alegramos que ustedes estén contentos y que sus cosas vayan bien. Sofovich nos leyó el sábado una carta suya. La primera que yo conocí. Mañana, en Mar del Plata, Scheimberg y yo haremos conocer las que recibimos.
La situación política, las largas y sofocantes vacaciones; las elecciones en puertas, con la exclusión de partidos y la visita del amo, además del ascenso astronómico del precio de la vida, tienen todo detenido. Las fechas de que Ud. oyó hablar, de inauguración y demás, sigue siendo pura imaginación.
Espero que sus próximas cartas sean igualmente reconfortantes. Los míos y los amigos los estrechan en un fuerte abrazo, con uno muy fuerte para Ud. de

Luis Falcini

1963-03-27 Mencionado/a
Carta de Seoane a Scheimberg. 1963
Basilea
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Scheimberg. 1963 en 27/03/1963


Basilea, 27 de marzo de 1963

Dr. Simón Scheinberg
Buenos Aires

Mi querido amigo:

Hemos estado en estos días en cuatro ciudades suizas: Ginebra, Zurich, Winterthur y Basilea. Estamos ahora en esta última ciudad, la más agradable de las cuatro, la que mejor se hace querer y dentro de dos o tres días regresaremos a Ginebra, la más antipática para mi gusto y en la cual uno va distinguiendo el calvinismo en el rostro de sus habitantes, en general, unos rostros desabridos. Sin embargo, esta vez nos quedaremos más tiempo en esa ciudad. Se dice que en el siglo XVI Calvino estimuló a los orfebres para que en lugar de imágenes de santos y cálices hiciesen relojes. También cuentan que cuando quemaba a Miguel Servet, éste, entre llamas, le gritó algo así como: “Calvino, eres un miserable, un tacaño, quisiste ahorrarte leña en esta ocasión”. Es posible que el reformista fuese un genio de la economía, tal como la entienden algunos, que ahorrando leña a los condenados al fuego e impulsando la fabricación de relojes en lugar de obras de fantasía, imprimiese fisonomía y carácter práctico a las gentes. Una nariz es sólo para respirar y una boca para comer. Desconcierta que en Ginebra hubiese nacido Rousseau y hubiese vivido Voltaire. A Miguel Servet, quemado con leña, pudieron esculpirlo con tiempo la liga de librepensadores franceses con el gesto español furioso que tiene su estatua en París. Afortunadamente, en Ginebra, hay rostros de todas partes del mundo que hacen olvidar los ginebrinos, y por ellos, y por mis asuntos, nos quedamos de momento en esta ciudad para hacer desde ella viajes frecuentes a Zurich y a Basilea y tal vez a Milán. Hemos visto tres grandes exposiciones igualmente magníficas: de Jawlensky, en Ginebra; Jacques Villón, en Zurich, y de Paul Klee, en Basilea. La menor en cantidad, la de Paul Klee, reúne sesenta y dos obras. Me impresionó enormemente la de Jawlensky, del que ya conocía muchas obras, pero sus cabezas de la última época, de pequeño formato, repetidas como tema, pero creándose nuevos problemas de pintura, me pareció una lección espléndida para un pintor. Le vienen a uno al recuerdo, contemplándola, el carácter obsesivo de los íconos rusos e igual misticismo. Jawlensky en su último período es algo así como un San Juan de la Cruz en pintura. Pienso –otros lo pensaron antes– que sólo Rusia y España produjeron hasta ahora en Europa, temperamentos así de obsesionados, y de fanáticos por igual de claridad y tinieblas. Ni España ni Rusia ahorraron jamás la leña de los condenados, ni cambiaron, cuando la tuvieron, la fantasía por los relojes. Y, sin embargo, en mi caso estaré en Ginebra, no en otra parte, por si los relojes pueden ser útiles a los fines que me propongo. Los Museos de Basilea y Zurich han aumentado en estos últimos tres años con valiosas obras de arte contemporáneo. La última donación, la de un señor multimillonario, La Roche, dueño de una de las firmas más importantes de productos químicos, se está exponiendo actualmente en una de las grandes salas del museo y consta de 1 Picasso (ya había donado cuatro), 1 Juan Gris (anteriormente había donado 11), 11 Braque, 6 Le Courbusier, 20 Ozenfat, 7 Leger y 4 esculturas de Lipschitz, entre otros. El Museo de Basilea es una maravilla y se lo merece esta ciudad por su amor al arte. Estos días en la vidriera de una zapatería se exponen obras primitivas de arte popular australiano que colecciona su dueño y nosotros estamos parando en un hotel que tiene, solamente en su comedor, un Matisse, dos Roualt y una serie de litografías de Manessier, con un Buffet y otros autores. Todas obras originales y, en otras dependencias, Paul Klee, Bonnard y otros pintores, y obras de franceses, alemanes y suizos en los dormitorios. Tiene además una espléndida colección de piezas etruscas, dos grandes vitrinas en el comedor y una en el vestíbulo. El dueño del hotel va él mismo a excavar a Italia y las piezas que encuentra, algunas de valor incalculable por su originalidad, fueron descubiertas por él. Basilea es un centro de arte y fantasía. Lo fue con los alquimistas de la Edad Media, con Holbein que dejó aquí donde vivió gran parte de su obra y con los químicos actuales. Es una de las ciudades que prefirieron siempre los alemanes mejores cuando no podían respirar en su patria, Nietzche, Stefan George, y ahora, desde Hitler, Jaspers.
Refiriéndome a otras cuestiones, la prensa francesa Le Monde y L´Express se refieren con extensión a la polémica sobre literatura y arte en Rusia. L´Express trae en sus últimos números del 610 al 614, correspondientes a este mes de marzo, importantes revelaciones del poeta Evtovchenko sobre la actitud de escritores y artistas, y Le Monde por su parte la crónica de la polémica levantada en Francia en el P. con motivo de negarse los estudiantes afiliados a cualquier clase de autocrítica por considerarla hipócrita y negativa. Con respecto a Buenos Aires tuvimos noticias bastante buenas por este diario y negativa. Con respecto a Buenos Aires, tuvimos noticias bastante buenas por este diario de la actitud de la M. Creo que convendría leer el libro de Evtovchenko que acaba de salir en París, L´autobiographie précoce, además del de poemas Trois minutes de vérité.
Esto es, en general, un resumen de lo que vamos viendo. En cuanto a Buenos Aires, estaremos emocionados por las atenciones de todos los amigos.

Un gran abrazo para Aída, usted y los suyos y otro para los amigos comunes, a algunos de los cuales escribo también hoy, de

Seoane

[Manuscrito:] Nota: Esta carta fue escrita en Basilea hace unos días. La echamos al correo ahora en Ginebra. Las manchas de arriba del papel vienen desde la fábrica. No son salpicaduras de nuestra cena.

1963-03-31 Mencionado/a
Carta de Seoane a Varela. 1963
Xenebra
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Varela. 1963 en 31/03/1963

Ginebra, 31 de marzo de 1963

Sr. Lorenzo Varela
Buenos Aires

Querido Varela:

Hoy comienzo a escribir algunas cartas, pues hasta ahora no hice más que andar, gastar dinero en hoteles –el dinero más dormido– y comidas y en orientarme. En la primera quincena de abril, creo que se confirmará una exposición mía de grabados en Zurich y mañana lunes, en Basilea, se reúnen las autoridades de la Kunsthalle con alrededor de ochenta obras entre óleos y grabados. Hemos alquilado un departamento de un ambiente en Ginebra por dos o tres meses y a partir de mañana comienzo a pintar, pues no traje cuadros y sólo cuento con los veinte que dejé en Basilea en 1960 depositados en la Kunsthalle y los cuarenta y siete grabados que seleccioné en ésa para traer. Los grabados han impresionado por su técnica a los pintores y grabadores que conocí las respuestas sobre algunos de los resultados conseguidos. No vaya a ser el diablo que expongan ellos antes que yo y nos vengan luego esos recursos como novedades de París a Buenos Aires.
Pero pasemos a las noticias que pueden ser interesantes para tu audición radial. En la Galería Krugier de Ginebra se exponen actualmente ochenta óleos del pintor Alexej Jawlensky, que formó parte alrededor de 1921 con Kandinsky, Feininger y Paul Klee, del grupo los Cuatro azules en Alemania. Nacido cerca de Moscú en 1864, alternó en su juventud la carrera militar con la pintura. Alrededor de 1900, abandonó su profesión oficial por el arte, estableciéndose en Munich. Desde la Primera Guerra, debiendo abandonar esta ciudad, vivió alternativamente en Suiza, donde se refugió, y en Alemania al término de aquella. En la primera época muniquense de su pintura se notan influencias fauves y expresionistas, abundando en temas referidos a España, pero siempre destacando en ella su fuerte temperamento eslavo y el carácter popular de sus colores. Su época última se acentúa en él su profunda vocación mística y su obra, puede afirmarse, sólo consiste en cuanto a tema, en una serie considerable de variaciones sobre el rostro de Cristo. Adquiere su pintura una profundidad notable y para nosotros, Jawlensky, es no sólo uno de los grandes continuadores de la iconografía bizantina de su país, es uno de los pintores más hondos de este siglo. Falleció en Wiesbaden en 1941. En los últimos años atacado de parálisis debieron atarle los pinceles a las manos, como a Renoir, para que realizase esos rostros dolorosos y sintéticos que nos trae al recuerdo el tono de las maderas secas y de las cortezas de los árboles.
El crítico de arte del semanario francés L´Express, Pierre Schneider, afirma refiriéndose a una gran exposición de Raoul Duffy en París que: “Los prejuicios nos ciegan en nuestra ignorancia. Se exhiben los síntomas de la vanguardia y nosotros salivamos de éxtasis como los perros de Pavlov”. La frase es un acierto referido a parte de la crítica universal y a mucho público aficionado que supone que el arte es asunto de modas y modistas. Schneider se refiere en su artículo a la solidez del arte de Duffy y a como crece con el tiempo su prestigio de gran pintor. La viuda del artista, Madame Raoul Duffy, ha donado a los museos de Arte Moderno de París y los de Le Havre y Niza 75 óleos, 15 acuarelas y 90 dibujos, además de los tapices y cerámicas proyectados por el artista.
Jacques Prévet, el extraordinario poeta francés, está haciendo un libro en colaboración de Joan Miró, el también extraordinario pintor español. Uno de los poemas del libro es éste:

Mangez sur l´herbe
Dèpêchez-vous
Un jour ou l´autre
l´herbe
mangerá sur vous.

El Museo de Basilea, en Suiza, uno de los más importantes del mundo por la obra que contiene de arte moderno y contemporáneo, aparte de las numerosas obras primitivas y antiguas, entre las que se destaca la valiosa colección de óleos y dibujos de Holbein, exhibe estos días la donación que recibió de Raoul La Roche, uno de los magnates de la industria química universal, que consiste en 1 Juan Gris, 7 Leger, 11 Braque, 6 Le Corbusier, 20 Ozenfat y cuatro esculturas de Lipschitz. Su primera donación, en 1955, consistió en 9 Braque, 4 Picasso, 11 Juan Gris, 10 Leger y uno respectivamente de Ozenfat y Le Corbusier. En tres años los museos suizos de Basilea y Zurich y Berna se han enriquecido notablemente por las cuantiosas donaciones de sus comerciantes e industriales. Igual que en Buenos Aires, podemos afirmar irónicamente.
Bueno, es todo por hoy y dime si te interesan estas noticias. A partir de hoy te iré mandando regularmente las que considere novedad y poco probable que lleguen por agencia a ésa. Me voy a quedar quieto y trabajando en Ginebra por dos o tres meses, con alguna escapada a las otras ciudades suizas y a Grenoble en Francia. Escríbeme aunque sólo sean pocas líneas.

Un gran abrazo de Maruja y uno para Marika y para ti de:

[Seoane]

1963-04-01 Mencionado/a
Carta de Seoane a Falcini. 1963
Xenebra
Bos Aires
Transcrición

Transcripción da epistola Carta de Seoane a Falcini. 1963 en 01/04/1963


Ginebra, 1 de Abril de 1963

Sr. Luis Falcini
Buenos Aires

Mi querido amigo:

Hace veinte días que estamos en ésta y hasta ahora no traté de hacer otra cosa que mirar y, cuando pude, ver y comprender. Las ciudades suízas son encantadoras, más, para mí, las de la Suíza alemana: Berna, Basilea, Zurich, me gusta lo que tienen de medieval estas ciudades, sobre todo Basilea y Berna y encontrar el arte por sus calles, bueno y malo, pero siempre hecho con amor y oficio. Me gustan las fachadas pintadas, con relieves, o solo con viñetas heráldicas y frases en caracteres góticos que no entiendo, pero distribuídas de manera que uno puede encontrar en su disposición el genio gráfico suízo. Es un arte racional el que hacen las gentes de este pueblo. Racional como sus máquinas y sus comidas.
Suiza va siendo una inmensa máquina donde los hombres actúan formando parte de su engranaje y cuando tienen tiempo para detenerse a pensar en sus vidas sueñan con el apasionado desorden latino, o con la supuesta vida libre en la para ellos desconocida América de las grandes pampas, horizontes y selvas. La misma belleza del paisaje está aquí muy construida y pensada. Apenas queda rincón que el hombre no hubiese diagramado. Se trata de un esfuerzo de siglos y el propósito de libertad que les llevó a hacer este país condicionándolo a las montañas, los ríos y la nieve, y a racionalizar su religión, acaba por encadenarlos. Pienso que la vuelta de muchos suízos a la iglesia católica es un regreso instintivo a las viejas supersticiones, a la poesía de las imágenes y los ritos, a la anarquía teológica y al desorden y variedad latina que distingue a esta iglesia. Nosotros, herederos de Grecia y Roma y de las leyes bíblicas, que la iglesia nos resumió en catecismos y más bien procuró hacernos olvidar, buscamos algo de ese orden y racionalidad que a ellos ahora les distingue. Pero corremos el peligro de sumirnos en otro exceso y en la nostalgia de la acción instintiva, humana y verdaderamente libre. Perdóneme esta disquisición.
Al arte suízo le falta en general dejarse llevar por el instinto, por ese supremo valor del “me dá la gana” de otros pueblos. Todo está demasiado calculado y sabido, por esto, seguramente, su genio se expresa fundamentalmente en las artes gráficas, industriales y prácticas, lo que, a mi modo de pensar, no les desmerece, sino que los distingue. Son sobre todo notables e ingeniosos artesanos y su arte tiene siempre una finalidad colectiva. Se comprende que Le Corbusier sea suízo y hubiese inventado aquello de la “máquina para vivir” refiriéndose a la casa. Uno ve en los museos las habitaciones medievales de este país y ya entonces eran “máquinas para vivir”, como verdaderas máquinas semejan las fachadas de sus casas antiguas, cada ángulo de la decoración formada por las maderas obedece a una necesidad formal de resistencia y geometría.
Quizá esto explique a Max Bill y su concretismo. Pero uno come los sabios e insuperables chocolates de Suíza y a uno le queda en el paladar la nostalgia de los chocolates hechos a mano en las viejas ciudades españolas, heredado del descubierto en Méjico, menos dulce y más arenoso. Más primitivo y más humano, como ocurre con los quesos de Italia y España. He vuelto a ver a Hodler y a los primitivos suízos, Conrad Witz y Nicolás Manuel, se trata de extraordinarios técnicos de la pintura, de grandes pintores que hay que conocer, pero les falta el toque de dramatismo, locura e instinto, o el genio renovador de sus contemporáneos de algunas otras partes de Europa. Hodler pintó algunos cuadros con figuras yacentes. En ellos está todo lo que caracteriza a la muerte, el color y los gestos últimos, pero se trata de una muerte limpia, ascética, muy poco dolorosa y cruel, humanamente animal, tal como la descubrieron Rembrandt o Goya.
En los museos de Basilea y Zurich encontré nuevos ejemplos de escultura, incorporados a partir de 1960 por adquisición o donaciones. A la entrada del Museo de Zurich junto con La puerta del infierno de Rodin y la gran escultura de Lipschitz están ahora Moore y Marino Marini con una maternidad y un caballero, respectivamente. En el patio del de Basilea junto con Los burgueses de Calais de Rodin, está otro caballero de Marini de bronce, como el de Zurich. Pero más que en escultura es en pintura en lo que aumentaron estos museos. Extraordinarias piezas de impresionistas y casi todas las escuelas posteriores se han incorporado a ellos, pero a todo esto iremos refiriéndonos con tiempo en otras cartas. Uno siente como el arte constituye una necesidad para las gentes de Suíza. Está presente en todas partes y hasta ahora no me referí a los maravillosos libros que se ven en las vidrieras de las librerías impresos en Zurich o en Lausanne, o en Newchatel, y por los cuales uno siente, otra vez más, no ser millonario.

Un gran abrazo para todos los amigos, de Maruja y mío, saludos para los suyos y otro abrazo de su amigo para usted:

[Seoane]