Proxecto epístola

Agrupación de coleccións epistolares para a páxina institucional do Consello da Cultura Galega.

Carta de Lois Tobío Fernández ao seu irmán Carlos Tobío Fernández, 1970.

20/02/1970
Manuel FragaGregorio López-BravoJosé Solís RuízCarlos Tobío AlonsoCarlos Tobío FernándezLois Tobío FernándezMiguel Tobío Soler
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20 de febrero de 1970

Querido Carlos:
La historia del incidente de tráfico que me cuentas resulta tan inverosímil que constituye por sí misma y sin mayor retoque literario un magnífico cuento esperpéntico. Uno ha oido cosas extrañas e increíbles pero creo que nunca nada parecido. De todos modos, espero que se te hayan borrado ya todas las huellas del episodio alucinante y demencial y que estés otra vez en el mundo de los seres más o menos razonables.
Tuve, también noticia, por Ofelia, de la salida de Jesús y de que espera que salga en breve su hijo segundo. Al parecer, como habrás visto, la situación internacional de aquel país tiende a normalizarse y se reanudarán los lazos rotos con la familia continental. Es curioso esto que sucede en política internacional de que, después de furibundos anatemas y espantosas condenaciones, todo se olvide luego y las aguas retornen a su cauce. La realidad se echa encima y termina imponiéndose. Pero hay alguna gran potencia que pretende ser realista y que, desde luego, lo es y mucho en la vida privada, pero que, en política internacional, hace gala de una enternecedora falta de realismo y, a la vez, de una obstinación verdaderamente única.
Nada sabemos de Carlitos desde la tarjeta de Navidad que de él recibimos. Suponemos y esperamos que le irán bien sus cosas y que seguirá contento en Madrid. En cuanto a Miguel, no sé si te dije ya que había terminado su víacrucis castrense y reanudó sus tareas universitarias con la esperanza de concluir la carrera en este curso.
El episodio de marras supongo que habrá aguijoneado tu afán de salir de ahí y no te olvides de sacudir el polvo de las sandalias (que en ese país creo que tiene otro nombre). Por aquí las cosas están derivando de una curiosa manera con el triunfo del Opus que, en forma lenta pero implacable, va desmontando todo el tinglado –ciertamente ya podrido y destartalado– de la Falange. El actual Gobierno, en que el Opus domina, pretende ser de tecnócratas y se vanagloria de que va a iniciar rumbos inéditos y certeros tanto en política interior como internacional. Lo que pasa es que casi todos ellos son sujetos jóvenes, sin experiencia, chicos brillantes que hicieron sus carreras con excelentes notas pero que les fala la competencia que sólo da la práctica. El otro día le oía yo decir a un ingeniero, hombre de edad y de mucha experiencia, que resultaba pintoresco que se llamara a este Gobierno, Gobierno de tecnócratas, cuando, en realidad, no había en él tales tecnócratas sino teorizantes empollones. En política internacional, el nuevo ministro de A. E., que es ingeniero naval, y fue ministro de Industria en el anterior Gobierno, no bien ocupó la cartera se lanzó, como un meteorito, a hacer una serie de viajes sin orden ni concierto en unos cuantos días: Filipinas, Moscú, de paso, Egipto y París. Ahora se ha aquietado pero nadie sabe los frutos de esa odisea aparte del espectacular lucimiento personal del ministro, que es sumamente vanidoso y casi un playboy de vía estrecha.
De todos modos, yo me recocijo mucho "balconeando" (como decimos en Uruguay) todo lo que está pasando en estos días. Una serie de personajones y personajillos han sido desplazados, como nuestro paisano Fraga, que se creía absolutamente imprescindible. Y Solís, el ministro de los sindicatos, que también creía que era inconmovible debido al apoyo que creía tener en la masa sindical. Pero como esa masa sindical es una entelequia no pudo prestarles apoyo ninguno. En la actualidad, hay una disparada carrera de falangistas tránsfugas hacia el Opus que es el que reparte ahora la torta. Por cierto, supongo que recordarás a Enriquito Ramos, el de Lugo, que se había hecho falangista durante la guerra y tenía hasta hace poco un enchufe en la burocracia sindical de Barcelona. Pues bien, se ve que debió largarse a tiempo, madrugando, hacia el Opus y lo han nombrado Delegado nacional de provincias, que es una especie de jefe de los secretarios provinciales del Movimiento, que es la otra faz de los gobernadores civiles en este pintoresco sistema dualista de Movimiento y Administración.
Nada más se me ocurre por hoy sino decirte que sigue en el aire la cuestión de la reposición de los funcionarios depurados y destituidos. Es de suponer que el Opus se apuntará este tanto que podrá esgrimir como un mérito más en su política de normalización y atraerse algunas simpatías.
Recibid todos nuestros más afectuosos abrazos.
[sen asinar]

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