Carta de Lois Tobío Fernández a Virgilio Garrido, 1970.
11/02/197011 de febrero de 1970
Querido Garrido:
Sigo recibiendo los ejemplares de "Marcha" que Vd. me envia y que me tiene al corriente de la situación del país y, en cierto modo, vienen a ser como cartas de Vd. La última verdaderamente tal la recibí hace ya algún tiempo y he ido demorando su respuesta por los mil problemas y enredos de esta vida madrileña cada vez más complicada y desagradable. No puede imaginarse cuánto añoro los tiempos de aquel Montevideo que vivimos cuando estaba Giral, antes del diluvio. Veo ahora esos tiempos como casi paradisíacos, sin mayores problemas ni preocupaciones a diario, al contrario de lo que aquí sucede que se encadenan y enredan sin que uno sepa si alguna vez va a verse libre de ellos pues apenas se resuelve uno, más o menos mal, otros surgen inmediatamente.
Ahora hemos terminado de salvar el obstáculo que supuso los 15 meses de servicio militar de Miguel que le hicieron perder un año de la carrera. Para él fue una experiencia sumamente desagradable porque a causa de cierta intervención que había tenido años atrás en una algarada estudiantil, no le concedieron el más mínimo alivio en el servicio, ni destino en oficinas o permisos como es usual con estudiantes, y tuvo que efectuar las tareas más mecánicas y desagradables de un regimiento de ingenieros.
Felizmente esto ya pasó como una pesadilla y ahora, reanudados sus estudios, esperamos que termine la carrera para junio, habiendo recibido, en tal caso, la oferta de un empleo en una empresa de auditores norteamericanos. Esta oferta se le hizo debido a su expediente académico brillante que ya le sirvió para obtener dos veces un premio en metálico que una empresa privada otorga cada año al mejor estudiante de cada curso.
Constanza, por su parte, está en último de bachillerato superior y parece que iniciará filosofía y letras. Además, sigue cursos en el Instituto británico, donde hizo el bachillerato elemental y recibirá este año también el diploma de profesora de inglés, lengua que por haber comenzado su estudio desde muy niña, domina a la perfección.
Nosotros, los viejos, esperando ver cómo se encarrilan los muchachos para luego poder descansar un poco pues estamos viendo cuán cierto es el refrán de que "hijos criados, trabajos doblados".
Hace unos días estuvo a verme con Herrero, en la oficina, la señora Olden, tan amable y animosa como siempre. Me dio saludos de Vd. y de los demás amigos y ex-compañeros de ahí. Me contó también cosas de ese país y quedó en avisarme al regresar por si había oportunidad de que nos viésemos más de vagar. Por ella supe que Vd. trabajaba ahora sólo medio horario, cosa natural y que comprendo muy bien pues también empieza a cansarme un poco el absurdo doble horario que aquí padecemos (y que, además, es media hora más largo que en Montevideo). No se puede Vd. dar idea de lo engorroso que resulta hacer cuatro viajes cada día a través de las calles congestionadas y frecuentemente embotelladas de este Madrid infernal de aire polucionado. Cuánto añoro aquel Montevideo en el que veníamos cómodamente por la Rambla prácticamente sin detenciones ni tropiezos.
También supe por la Sra. Olden que había fallecido la esposa del Dr. Bahr en un doloroso accidente de tráfico. Es realmente muy lamentable que perezca así una persona joven. Me imagino lo que esa pérdida habrá significado para nuestro buen amigo.
Las cosas políticas se hallan ahora aquí en un período de expectativa. El Opus Dei es prácticamente dueño del poder ante la física declinación irremediable del patrón y los falangistas, antes tan jaques y farrucos, están batiéndose en retirada y algunos de sus elementos, desertando al Opus. El caduco armazón fascista español, mantenido aquí por esas cosas raras de la Historia de España (cuando en el extranjero es ya algo de un remoto pasado), se está cayendo ahora, por fin, a pedazos, lentamente, y su vacío lo van ocupando estos jesuitas laicos del Opus Dei, que tienen una potencia financiera formidable y un tanto misteriosa y que aspiran a entronizar una especie de teocracia de nuevo tipo. Lo curioso es que una buena parte de la Iglesia está contra ellos. Y también es curioso que se presentan como tecnócratas para corregir la incompetencia palabrarera y demagógica de la Falange; pero hasta ahora estos nuevos ministros tan jóvenes y lucidos, con brillantes expedientes de teorizantes y vencedores de memorísticas oposiciones, no parece que se sientan muy seguros en lo que van a hacer y más bien da la sensación de vacilación y despiste. Llevan más de tres meses en el poder y no hemos visto nada nuevo ni eficaz en su gestión; hasta ahora siguen tirando sin haber efectuado ninguna modificación sustancial en el ritmo vulgar y cansino de estos gobiernos del final del franquismo. Tan sólo el Ministro de Asuntos Exteriores anda de aquí para allá en tournées como de bailarina muy espectaculares pero sin que se vea mayormente resultados por ahora.
Giral nos avisó que pensaba volver por aquí para primavera. Mucho nos agradaría volver a abrazarlos.
Esperamos que Vd. continúe bien de salud y de humor y con saludos para los amigos de ésa con quien se encuentre, reciba nuestros cariñosos abrazos.
[sen asinar]