Carta de Lois Tobío Fernández a Virgilio Garrido, 1966.
30/09/1966Madrid, 30.9.66
Sr. D. Virgilio Garrido
Montevideo
Querido Garrido: Hace algunas semanas que volvimos a Madrid después de pasar 15 días en Andalucia. Fuimos a veranear a Estepona aunque desde ella hicimos muchas e interesantísimas excursiones. Esa Costa del Sol que abarca toda la costa de las provincias de Granada y Málaga, se ha convertido en uno de los primeros centros turísticos de España y acaso el que tiene más modernas instalaciones y servicios por ser más reciente, después de la Costa Brava y Mallorca. La carretera costanera es una serie inacabable de playas y urbanizaciones, hoteles, campos de golf, centros de diversiones. Las playas no son en general muy buenas porque la arena tiene un color negruzco y a veces hay abundancia de guijarros. Pero la temperatura del agua es excelente y la del aire también.
Estepona es una deliciosa villa marinera, blanca y limpia, una verdadera joya. La gente es fina, cortés, de buen aspecto. El turismo no la ha avasallado y sumido como en Marbella y Torremolinos, mantiene su personalidad y aunque la frecuentan turistas su número no es excesivo y el pueblo no se ha puesto integramente a su servicio como en otros lugares. Desde allí fuimos a San Pedro de Alcántara, otro pueblo gracioso y más pequeño, y luego carretera a dentro, cruzando la Sierra de Bermeja, entre curvas y revueltas inacabables, llegamos a Ronda. La impresión que ésta causa es inolvidable. Una impresión de vigor, dureza y leyenda que difícilmente se borra. El Tajo es como una estampa magnificada al infinito, de Gustavo Doré, dantesco, romántico. En el foro volaron unos pajarzacos negros que acentuaban la sensación de otro mundo, del Aqueronte. Visitamos, entre otras cosas, un pequeño palacio de la duquesa de Parcent, situado al borde del Tajo, con escaleras que descienden a él, y un túnel impresionante de más de 300 escalones. El palacio es hermoso y contiene muebles y objetos de arte de interés pero se halla bastante descuidado. Esta aristocracia española declinante, en proceso de extinción, ni siquiera sabe conservar los recuerdos de familia. Allí aparecen las fotografías de sus abuelos, las camas en que durmieron, todo destartalado y lleno de polvo. La sala principal está convertida en almacén de mueblero para vender a los turistas muebles que copian los viejos de la casa.
Otra estampa interesante de Ronda es la vieja plaza de toros de la maestranza, llena de recuerdos del viejo toreo, sobre todo de Pedro Romero. Es una verdadera joya de arquitectura barroca, pequeña y elegante. También nos impresionó la Colegiata construida sobre una vieja mezquita y entre el árabe y el gótico se combinan o, más bien, se pegan de manera extraña y desconcertante.
Hemos venido encantado[s] de Andalucía. En la costa la temperatura fue ideal, nada calurosa, por las noches refrescaba. En cambio en el interior, en su Jaen, el aire era de fuego cuando pasamos la primera vez. Y peor aún Bailén. Ya le conté en carta escrita desde el lugar, algunas fugaces impresiones de suciedad. En el recuerdo me ha quedado como algo vigoroso, impresionante, recio, muy distinto de lo costeño, de lo malagueño y sevillano. Pero no hosco, sino todo lo contrario. La gente es afable pero no charlatana ni pegajosa como en Sevilla.
Reintegrados, pues, a Madrid después del descanso de 15 días de julio en Salou, Tarragona, y otros 15 de agosto en Estepona, volvemos al ritmo normal, los chicos a sus clases y yo a la oficina. Miguel empieza ahora su tercer año de Ciencias Económicas (la carrera son cinco). Constanza su tercero de bachillerato, que sigue cursando en el Colegio Inglés, simultaneándolo con la secundaria inglesa. Habla ya inglés perfectamente y lo escribe. Está altísima, tanto como yo. Y fuera de esto, nada de particular. Estan empezando los fríos madrileños y el panorama político aparece, externamente, estancado. El que le dije declina gradualmente y sólo sirve para exhibirlo en actos oficiales en los que a veces se despista y comete gafes, como al helado. Se dijo que uno de esos días se trataría en el Consejo de Ministros el problema de la "institucionalización" del régimen. Pero probablemente apesar de los buenos deseos de algunos no la habrá porque no es posible, no saben como hacerlo so pena de volver a las viejas fórmulas que no quieren aceptar por no dar el brazo a torcer y, también y sobre todo, por conveniencia pues ello pondría en peligro sus posiciones políticas y personales. Resulta pintoresco ver la discusión que se ha entablado en la prensa sobre el porvenir político de España. Después de todo lo que ha pasado resulta que la discusión se plantea entre los términos monarquía o república, es decir algo tan viejo que para ello no necesitábamos alforjas. Y las fórmulas que unos y otros proponen son a veces tan descabelladas que hacen reír. Algunos quieren descubrir Mediterráneos y establecer fórmulas políticas complejas y disparatadas, como si los sistemas políticos no fueran ya cosa experimentada en lo que no cabe más que elegir y en lo que no se puede hacer ningún descubrimiento radical y sorprendente. Y ello desde los tiempos de la vieja Grecia. Todo esto refleja el infantilismo o mejor retraso intelectual político en que ha caido esta gente después de 30 años de sumisión y apoliticismo. Tengo la impresión de que los que dirigen no saben por donde tirar ahora que el que encarna personalmente todo el poder están en declinación biológica. Tal es el destino de los poderes exclusivamente personales: no permiten la formación de personas capacitadas que puedan reemplazar un día al jefe, porque éste no tolera que en vida nadie le haga sombra. Y cuando el jefe está para "dirse" nadie hay a su alrededor que pueda sustituirlo.
El otro aspecto del momento español es el que resulta de las repercusiones del Consilio. Más papistas que el papa, tratan de resistir cuanto pueden las decisiones consiliares sobre libertad religiosa y otras. Pero aunque lentamente y a regañadientes tienen que ir cediendo y de este modo, resulta que el Vaticano está actuando como un elemento de liberalización del régimen español, apostólico y reaccionario.
Espero que por allí las cosas vayan bien para Vd. y para los amigos. Sigo, por "Marcha" los acontecimientos uruguayos. Parece haber una relativa estabilización o estancamiento. Ojala se llegue a una normalización satisfactoria.
Reciba nuestros más afectuosos abrazos, con el recuerdo cariñoso de siempre.
[sen asinar]