Proxecto epístola

Agrupación de coleccións epistolares para a páxina institucional do Consello da Cultura Galega.

Carta de Lois Tobío Fernández a Virgilio Garrido, 1965.

30/09/1965
José Luis Coello de PortugalVirgilio GarridoLois Tobío Fernández Xoán Carlos I de España
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30.9.1965
Querido Garrido:
Después de pasar buena parte del verano en mi pueblo natal estamos ya de nuevo en Madrid desde hace algún tiempo. Recibimos sus cartas, las últimas de ellas con las noticias poco agradables sobre José Luis. Después tuvimos también carta de éste en la que daba a entender que no estaba al tanto de la verdadera realidad de su dolencia. De todos modos nos decía que había reanudado su trabajo en la oficina, y se mostraba esperanzado. Desde entonces apenas hemos sabido nada más, ni el curso que la enfermedad ha tomado últimamente. Hojalá se mantenga estacionada por lo menos.
De nuestra vida, no es mucho nuevo lo que podemos decir. La temporada en Vivero no fue muy satisfactoria desde el punto de vista climático. Apenas he podido bañarme en la playa por el frío y la lluvia. No hay duda que sólo si se va a las playas de Levante o del sur, tiene uno seguridad de pasar un buen verano. Yo no sé si 50 años atrás era el clima distinto pero no me explico como, si así no fuera, las playas de moda de entonces, casi las únicas playas concurridas por forasteros eran S. Sebastián y Santander o, en Francia, Biarritz y aún más arriba Deauville y Trouville u Ostende y Scheveningen. Vd. que, según creo, pasó algún verano en esta última, sabrá si era entonces tan fría y desapacible como en estos años las de nuestro Cantábrico.
La verdad es, que los europeos al norte del Pirineo vienen en multitud a los balnearios mediterráneos. Los que se llevan la palma son los de la Costa Brava y Mallorca. Pero también empiezan a verse concurridos los tostaderos (en verano) de Alicante y Málaga. Toda la costa andaluza se ve ahora florecer de balnearios, en pueblitos que antes eran de pescadores, lo que supone, desde luego, aflujo de dinero para las comarcas favorecidas.
Y no sólo para ellas sino que todo el país se beneficia, financieramente, de este intenso turismo que le está haciendo bastante pupa a Italia principalmente. España equilibra y aún excede un poco su balanza de pagos gracias al turismo. Si éste no existiera, esa balanza tendría un deficit de mil millones de dólares. Las cifras de este año parecen confirmar que el número de turistas no aumentó mucho respecto al año pasado pero en cambio sí aumentaron considerablemente las estadas, o sea que los turistas hacen permanencias más largas, al contrario justamente de lo que está pasando en Italia en que el número de turistas de un día muestra proporción creciente. El turismo, sin embargo, es un gran manto colorado que cubre una situación económica de base muy poco satisfactoria en la agricultura. La prosperidad que produce el turismo es un tanto insegura porque así como viene puede disminuir en picada si los gustos, tendencias, conveniencias, modas o restricciones económicas impulsan a los turistas hacia otros países. Apunta un cierto peligro en esa dirección del lado de Grecia, Yugoslavia y Turquía que nos pueden quitar la clientela como nosotros se la quitamos a Italia o a Francia.
Creo que alguna vez le hablé del problema de la huida del campo, tanto en las regiones de latifundio como en las de minifundio, y las consecuencias que ello acarrea inmediatamente asi como las transformaciones a que puede obligar en el futuro. La cosa se complica con la dificultad para colocar nuestros productos agrícolas en los países del Mercado Común. En estos días los naranjeros valencianos expresaron públicamente su alarma ante los deseos formulados por Italia para que se eleven los aranceles a la naranja en los territorios del Mercado Común, para proteger la propia. Reclaman la intervención del gobierno y la concertación de tratados comerciales con los países detrás la cortina. Pero el gobierno, que pone su máximo interés y atención en los fáciles dineros del turismo y aún en el desarrollo industrial, no hace mayor caso de la agricultura. Se da la circunstancia paradójica de que, durante el primer año del famoso "Plan de Desarrollo" la producción agrícola, con respecto al año anterior, bajó un 10%. Es tan grave el problema que un miembro de esto que llaman Cortes, violando todos los precedentes y no haciendo caso del origen "digitado" de su nombramiento se atrevió a censurar la política agraria del gobierno. El ministro contestó como pudo para salir del paso, reconociendo la realidad de las críticas. Pero nada positivo hace.
Para que no digan que los problemas públicos no se discuten libremente, aparece de cuando en cuando en la prensa, que es toda del régimen, algún artículo señalando estos problemas de la agricultura. Pero esto es una táctica habilidosa para que la población crea que se formula reclamos y se hacen censuras. Pero es valor entendido y todo queda en agua de borrajas. No hace muchos meses celebraban los requetés excombatientes su reunión anual en un pueblo de la provincia de Teruel. Estuvo allí un pariente mío que pertenece al grupo y me contó que las expresiones de ataque a la política del gobierno fueron violentas, señalando especialmente la catástrofe de la agricultura. Los carlistas siguen siendo tan cabezones como siempre y no dan su brazo a torcer. Tampoco en lo que se refiere al personaje que ocupará el trono, .... cuando lo ocupe. Uno de los carteles que se exhibían en la susodicha reunión llevaba la leyenda "no queremos a Juanillo – aunque lo mande el Caudillo"; y este slogan lo voceaban a coro los 2000 requetés allí reunidos. Ellos quieren que se instaure como rey al jovenzuelo franchute que se casó con la holandesa y que de España tiene menos noticias que un turista corriente. Todo esto, como ve, parece un esperpento valleinclanesco.
Estos últimos tiempos han pasado por aquí algunos viejos amigos del Río de la Plata. Mañana esperamos a los Sibille, procedentes de Amsterdam. Estarán aquí 2 ó 3 días y luego se irán al sur, a darse un baño de calor en Andalusía.
Por hoy nada más. Todos nosotros le enviamos nuestros más cariñosos abrazos.
[sen asinar]

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