Proxecto epístola

Agrupación de coleccións epistolares para a páxina institucional do Consello da Cultura Galega.
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New York, 24 de mayo de 1939
Querido Luis:
Ayer, reexpedida desde Paris, recibi dos cartas tuyas, que me alegraron mucho. Venian con ellas una de Magda y otra de Aurelio. ¡Le beau vieux temps! ... Pero ¿como va vuestra venturosa, por encima de tantas peripecias, vida nueva? Estoy cierto de que tanto Maria del Carmen como tu teneis sobre los demas españoles el privilegio de "evadiros". Os deseo, bien sinceramente, que sea eterna la fuga en compañia.
Los ultimos dias en Francia fueron sobremanera penosos. Yo tuve una entrevista con Boris, en su casa, en la que, pese a mi esfuerzo, no logre apearle de la confianza que tiene en su propio talento. Trató de acoquinarme diciendome que los funcionarios del Estado eramos unos privilegiados, pues los de otros Departamentos estaban en campos de concentración. Le contesté llanamente que esto se debia a negligencia del Gobierno. La segunda embestida trató de revestir forma amistosa, preguntandome si sabiamos alguno de nosotros "cuanto dinero habia". Apresura [?] le conteste: "Oh, no. No creo que haya ninguno que lo sepa ...". Medio minuto después noté que se inquietaba. La inquietud le condujo a la brusquedad. "Ustedes los funcionarios de Estado –me dijo– se han dedicado, apenas llegados a Paris, a calumniar y difamar al Gobierno y, especialmente, a mi". Yo empecé a encontrar aquello excesivamente estúpido, y como el espectáculo de la estupidez me entristece, le dije lacónicamente, mientras miraba con reposo su mirada exaltada: "Perdón: a calumniar o difamar, no; mas exactamente: a enjuiciar" Y me entretuve en repetir este último verbo cuatro o cinco veces. Boris me declaro entonces que él podia resistir todos los enjuiciamientos, y yo, ya en el terreno de las confidencias, le dije que ello era, sin duda, muy satisfactorio para él, pero que yo no renunciaba a enjuiciar a quienes estaban al frente de mi pais cuando éste se habia perdido. Y terminé, divinizando mi bajo pensamiento, con un "Quede usted con Dios"
Como ya sabrás por Balcells nos dieron 8000 ff. a los 1º; 6000, a los 2º, y 5000 a los 3º. Quero no pudo hacer que te incluyeran a ti, ni a Carretero, porque todo el mundo –y sobre todo Marin– sabia que os habiais ido, y el criterio de Boris y Mendez Caspe fué que quienes habian salido de Francia ya no tenian necesidad de nada.
En fin, por la carta que escribi ayer a Balcells podrás saber otras tristes cosas.
En la carta que Garzón me manda de Magda, ésta nos habla, nominalmente, a todos, y de modo especial a vosotros dos. No ha recibido, a lo que parece, las tarjetas que Aurelio y yo le escribimos, y si sólo una revista de modas de las dos que yo le mandé. De alguna de sus lineas podría colegirse que se va a casar, y de todas que echa mucho de menos la vida bajo las bombas. Termina preguntándose por qué obraria con sensatez en su ultima decision que fue la de quedarse, y declarando absurdo que las mujeres hablen de remates[?].
Su dirección, a la que pide le escribamos es: Balmes, 167 - 2º - 2. Yo le he escrito ya.
Bien quisiera quedarme en este pais, donde espero se podrá llevar vida mas atrayente de lo que, hasta ahora, constituye la mia: estudiar inglés; pasar por los apuros de no entender ni ser entendido; tratar, inutilmente, de apasionarse por una de estas girls, esculturales, esbeltas, simpáticas, pero menos incitantes que los maniquies acariciados por la luz solar o lunar, eléctrica, de los escaparates. Mi mirada sólo se anima ante alguna que otra mulata; pero como creo aqui es desusado, y aun sacrilego, las mulatas no me comprenden, y, si me comprenden, se asustan y yo he de desviar la mirada que, si la suerte no es demasiado adversa, encuentra una hebrea donde posarse.
Con la cocina me ocurre algo parecido. Los alimentos son excelentes; pero Brillat-Lavarin sólo anduvo por aqui tres ó cuatro años y en situacion impecune [?]. Acaso era tambien demasiado joven, pues no habia cumplido los cincuenta. Ello es que no hizo escuela, y la cocina norteamericana está constituida por los ensueños infantiles, de hambrienta gula, de los inmigrantes. Por eso abundan tanto la leche, los helados y los pasteles, ilusiones de la infancia desvalida que los inmigrantes hacen perenne realidad, a penas tocan el bienestar. Por ello tambien una loncha de jamón grillè –¡delicioso el de Virginia!– aparece maltrecha entre un sin fin de legumbres, patatas y purés, adicionados indiscriminadamente: el cuerno de la abundancia voleándose sobre la escudilla. Es lástima, pues tienen cosas sabrosas. Los crustáceos, por ejemplo, que preparan muy bien ¡pero los sirven con patatas fritas a la francesa!
En cambio, me he reconciliado con los cock-taill (de los vinos no se puede hablar aqui). Estoy encantado con uno del que empezó por atraerme el nombre: old fashion. Es una mezcla fragante de piña, naranja y wisky, en la que sobrenada una cereza amarga. El día del descubrimiento bebi tres y tuve un sueño de paz, como bajo las estrellas.
A lo que todavia no me he acostumbrado, y me espeluzna como no lograron hacerlo los bombardeos, es a las sirenas de las ambulancias, que repiten su "Morir habemus" infatigablemente. Para contrarrestar su penosa impresión algunas almas sensibles han repartido por la ciudad los organillos que se expatriaron de Madrid, y que esconden ahora su chunga al pié de los rascacielos.
Si no encuentro pronto acomodo aqui, me dejaré llevar por el atractivo de esa tierra, subrayado por vuestras palabras animadoras, donde es tan natural admirar el bronce como el marmol; donde el arroz ha encontrado felices asociaciones culinarias, y donde los organillos no tienen que desnucarse para enviar su charanga a los aleros.
Si, como me dice Balcells, el proyecto de Universidad Libre sigue adelante, te ruego hagas lo posible para que se me tenga en cuenta. Para ello te remito adjunto un "curriculum vitae", cuya lectura, siempre enojosa, te ruego me perdones. Perdoname asimismo la desmedida extension de esta carta, solo disculpable, por via de bondad, si tienes en cuenta que me ha alejado durante un buen rato, a la sombra de tu amistoso recuerdo, de las preocupaciones que, a las veces demasiado pesadamente, me acompañan.
Saluda en mi nombre a Maria del Carmen, y recibe tú un fuerte abrazo de
P/
404. W. 115 th. St.
New York City

Te ruego me digas, si está ahi Sánchez Albornoz, qué hace y cual es su dirección.
P/
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El General Asensio, que está aqui, me ha informado de que a su hermana Maria Luisa y a Tomás Presa los detuvieron y han encausado en Barcelona. De Diéguez no sabe nada.
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