Proxecto epístola

Agrupación de coleccións epistolares para a páxina institucional do Consello da Cultura Galega.

México DF. 13 de febreiro de 1941.

Sr. D. Luís Tobío.

Querido Luis: Acabamos de recibir una vuestra de 7 del pasado; la segunda desde que estáis en Montevideo. Yo os escribí en diciembre; probablemente hayáis recibido la mía a los pocos días de echar la vuestra.
Nosotros seguimos tirando como podemos. Por lo pronto bien de salud. Hemos pasado un año de bastantes estrecheces: vivimos en una casa modesta, carecemos de muchas cosas, pero salimos adelante. Las niñas están muy bien. La pequeña Jimena comienza ya a levantarse y se pasa el día encerrada? en su redil. Está hecha un solete y sigue tan buena como siempre. Os mando unas fotos de ella. La mayor es ya una mocita de segundo de primaria.
Mi madre recibió carta de María del Carmen que agradeció mucho. Ya os escribirá. También han pasado sus apurillos, a pesar de lo cual mi padre sigue tan optimista como siempre y ha engordado. Tiene ahora dos asuntos entre manos en los que está muy esperanzado.
El Instituto va bien. Tenemos una matrícula efectiva de comienzo de curso de más de setecientos alumnos, número superior al del final del curso pasado. Hemos subido el camión? de 7 a 10 $ y, en general, el promedio de las cuotas es superior al del curso pasado. Hemos comprado otros tres autobuses, aun mejores que los que teníamos. Estamos buscando casas para internados, de varones y de niñas y señoritas. Se cobra ahora por hora de clase, la módica cantidad de 2.50 $ y por el momento cobramos regularmente.
Como te decía en la primera mía, era propósito de algunos consejeros plantear el problema de la conveniencia de que Martul dejara la dirección. Yo defendí decididamente la proposición, pero Martul se opuso a ella y quedamos en minoría. Yo dimití el cargo de Tesorero y ahora me encuentro desahogadísimo sin él: de profesor y consejero únicamente.
"La Comercial" va bien, pero muy lentamente en su desarrollo.
Dopico, Martul, Carlos y yo nos hemos metido audazmente en un negocio pesquero y conservero, alrededor del cual podrían nacer otros, todos en el Estado de Campeche. Con este motivo estuvimos todos en Campeche. Carlos, Dopico y yo fuimos en avión, volando sobre la selva virgen y los pantanos de Tabasco. El viaje que duró cinco días en total resultó muy agradable. La gente de Yucatán y Campeche es más simpática y pacífica que la del centro de México, las ciudades muy españolas y el ambiente, salvo el calor, muy simpático. Martul, que le tiene un miedo horrible al avión, fue por barco. Con este motivo tuvo que hacer escala en Mérida, de donde regresó encantado. Dio una conferencia, le dieron un banquete, se hizo amigo de los españoles ricos de allí que, en contraste con la gachupinada de México, son en su mayoría muy de izquierda, al punto de despedirse puño en alto, en fin que "pintó o demo".
La única manera de hacer negocios aquí es lanzarse de decididamente sobre la cuerda floja, como en las cucañas. Puede uno coger la bolsita de la fortuna que está al otro lado, pero también pude llevarse uno el gran batacazo y salir renqueando. Ánimo no nos falta. Y el propio Carlos, el ex-pacífico ex-funcionario de la Diputación de Madrid está resultando un osado hombre de negocios.
Los ilustres santeros de la (ilexible) española continúan haciéndonos todo el daño que pueden. La lista de enemigos crece. Andreu —el ex presidente del T. Supremo de Cataluña, amigo de (ilexible) —, mandamás de la JARE, es decidido enemigo nuestro. Esplá, que vino a estas tierras de la Argentina, donde al parecer quiso abrirse camino sin conseguirlo, para ocupar el cargo de secretario de la JARE, tampoco parece que nos quiere bien.
De la gente de Chile no sé nada nuevo, bien es verdad que les debo carta a todos. De los de Francia tampoco.
Marín siempre que me ve, y únicamente nos vemos cuando nos tropezamos de vez en cuando en la calle, me pregunta por ti. Está metido con Fabela a quién debe de haber convencido de que es un internacionalista de talla e intelectual de gran valía. Cada día me parece más botarate.
De la JARE y del JESE no puedo decirte nada nuevo. Ambas organizaciones continúan su brillante historia, que si no se remonta a la época terciaria no será por falta de fósiles –quiero decir de personalidades que, si las leyes de la sociedad humana respondieran a la hermosa y sabia estructura de las del mundo físico, deberían ser contemplados por nuestros compatriotas como si se tratara de animales antidiluvianos
Un abrazo muy fuerte de vuestro
Anselmo [sinatura autógrafa]

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